TE VIVO INTENSAMENTE

20160401_015506.jpgPara tí, Gran Amor de mi Vida: Esta noche tranquila y fría, en la que se despide un mes de Marzo de lo más heterodoxo, necesito que me dediques unos instantes para contarte mis cuitas. No te imaginas, Amada mía, cuánta es mi necesidad para compartir contigo tantos y tantos momentos que ambos compartimos. Ya te dije que hace unos días regresé de Menorca y algo ya te comenté lo que me sucedía cuando pasaba por sitios donde los dos vivimos situaciones increibles. Cuando pasé por cerca de pinar que hay antes de llegar frente al Monte Toro. El de los pinos muy bajitos. Que el suelo era una auténtica alfombra de marrón, de fronda de los áraboles. ¿Te acuerdas? Ese día llevábamos el Dian 6 que utilizaba para recorrer las obras. Era ya al atardecer. De la carretera, por la que íbamos salía un caminito que se dirigía al pinar. Aminoré la velocidad y te miré sonriendo. Tu me correspondiste de la misma forma, añadiendo, en un susurro -¿Porqué no? Fue suficiente. Con un giro de volante, nada violento el coche comenzó a circular en dirección a la pequeña y sugerente arboleda. Era un terreno plano, sin desniveles de ninguna clase. Una zona silenciosa, con aroma a trementina, a resina, a madera de pino recalentada por el sol de Junio. Todo ello embriagaba los sentidos Solo el trinar de las avecillas buscando su rama preferida para pernoctar, rompía el sensual silencio del atardecer isleño. Nos bajamos, caminamos sin rumbo, agarrados de la cintura y hablándonos solo con nuestros silencios y nuestras miradas. En medio del bosquecillo, la luz del atardecer se hizo más tenue. Ni cuenta nos dimos que el Astro Rey se echaba en brazos de la mar. Teníamos un mundo maravilloso que nos pertenecía. Era solo tuyo y mío. Todo lo demás era superfluo, innecesario. Lo ignoramos.

Apenas quedaba luz. A pocos metros nos esperaba nuestro Dian 6. Cogidos de la mano, y riéndonos de nuestras propias travesuras, entre caricia y caricia, llegamos junto a nuestro cochecillo. Una vez más nos miramos a los ojos y  nos besamos. Las llaves del contacto estaban puestas. Allí no había miedo a los ladrones. Nos miramos una vez más. Nos sonreímos de nuestras propias travesuras. Giré la llave para poner el motor en marcha. ¡¡Jajajaja!! Con esa no contábamos. El coche no arrancó. La Batería estaba descargada. Bueno, uno arriba y el otro a empujar. Pero uno solo no conseguía mover el vehículo. Tuvimos que empujarlo entre los dos y después de mil peripecias, arrancó. Tuve que correr para subirme y que no se fuera el solo……

Estuve sentado en el mismo sitio. Riendo y llorando. Las lágrimas no salían de los ojos, encallaban en la garganta. Qué bello fue todo y siéndolo aún,  qué diferente es ahora.Pero las vivencias alimentan el espíritu y estimulan el alma. Sigues viva en mi corazón y te puedo asegurar que cada día, con más intensidad. Te quiero Amor mío y te querré siempre.. Buenas noches.

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