Es tarde o temprano. Depende en que orilla del vivir me situe. Si es para dormir, ya es tarde. Si, por el contrario, es para levantarme, es temprano. Salgo a la puerta de mi casa y el cielo, tachonado de estrellas me da la bienvenida a la noche. Con tantos lucero acompañándola y la noche se siente sola. Es la triste soledad entre la multitud que agita. Paradoja de la vida. Hace fresco, pero no me impide sentarme en la piedra que tengo en el porche. Cierro los ojos y me veo diáfano. Cuánta más oscuridad hay en el exterior, más luz alumbra en los adentros de tu alma. Y aquí estás tú, amor. Pletórica, ilusionante, inundándolo todo con tu sonrisa embriagadora. Y cruzo los espacios y te abrazo. Siento tu aroma en mis afanes. Me posees y te poseo. Dejamos que las estrellas sigan su juego de tintineo e ignoramos el canto silencioso del firmamento que, en su vertiginoso existir nos hace ignorar su razón de ser. ¡Qué nos importa a nosotros si, en la embriagadora locura que nos invade, no cabe nada, sino el amor que nos posee. Cuán necio el hombre que, al frenesí de su vivir, le niega el placer del silencio, por cuyos ventanales entran las sensaciones que estremecen los espacios haciéndolos desaparecer.No hay presentes ni pasados ni futuros. Solo la posesión del amar. Amar, amar, amar. Amar y ser amada. Amar y ser amado. Nada más cuenta. Se pulverizan los tiempos y nada existe que nosotros no seamos. Eternízame, amada mía y no prmitas que nada cambie. Déjame ser tú, como tu, mía eres. Que trone el silencio y se aplanen las montañas. Que los ríos retornen a su nacimiento y que la bóveda celeste se aplane. Que los valles se yergan y las rocas galopen.Nada quebrantará mi placer de existir. Amándote, como yo lo hago y amándome, como tú me amas, sobrado estoy y así quiero permanecer en lo eterno.
Precioso!
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