" No hay nada tan importante como la importancia de no haber nada importante" by José Balboa Rodríguez, escritor ourensano.
EL CAMINANTE: COMO MATAR UN MIRLO AL AMANECER,
Desde muy niño, por lo que me enseñaron mis mayores, he sentido un enorme respeto por todas las instituciones que enmarcan nuestro devenir social y público, pero especialmente hay dos por las que tengo una muy particular devoción: La Guardia Civil y el el Cuerpo de Correos. De este último siempre me contaba mi padre lo del mensaje García. Me decía él: Un hombre que hizo el servicio militar en el Madrid del primer tercio del siglo XX, regresado a su tierra decidió escribir un carta a un compañero que había tenido en el ejército y que era de A Coruña. A pesar de la amistad, nunca se preocuparon en saber el uno del otro más allá de sus apellidos paternos, Recio el extremeño y García el gallego. Un buen día, Recio decidió interesarse por saber qué sería de aquel camarada de la mili. Le escribió una larga esquela, tan larga ella, como breve lo escrito en el sobre, en el que solo se leía: «Para García, A coruña». La carta llegó a manos del interesado. Eso es el honorable Cuerpo de Correos. La otra institución, por mí admirada, respetada y querida es la Guardia Civil. Siempre me sentí seguro en su presencia y ese traje verde elegido, me figuro que sería por el Duque de Ahumada, significaba la esperanza de algo bueno, aunque, en más de una ocasión tuviera que desembolsar, por méritos propios, una cantidad, algunas veces considerable, por infraccón cometida y justamente sancionada. Ayer, día 19 de Abril de 2020, de las pocas veces que me paro mirando la caja tonta, las palabras, no me atrevo a calificar, de un alto representante de mi querida y muy respetada Benemérita, disparó al corazón del mirlo que tantas veces entonó sus trinos en los amaneceres de sus catorce más sesenta y nueve años de vida. Sigo sin dar crédito a lo que escuché y tengo la esperanza de que, haciendo honor al color del traje que viste, sea él quien públicamente desdiga lo dicho.
Gracias, por compartir tan ameno relato.
Nos llena el alma de Aleluyas las palabras tristes dichas con una armonía perfecta.
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