EL CAMINANTE: ESPERANDO LA NOCHE, PERO SIN PRISAS.

Viví un amanecer que no recuerdo por mi corta edad. Los albores, sí los recuerdo y fueron plenos. Se encargó mi hermano mayor de complementar lo que mis padres me inculcaban.

Él, mi hermano, mi hermano Manuel me enseñó a saborear las vivencias, en momentos que a la mayoría de los niños no les es dado poder hacerlo. Me convirtió en su complemento directo, dándome en muchas oportunidades la categoría de sujeto. Según el día avanzaba, mi familia, entorno y personas responsables de comenzar modelarme intelectualmente no regatearon esfuerzos para conseguirlo. A media mañana comenzó una etapa muy peculiar y poco común. Compartir con mi padre un tránsito en que formamos un tandem aleccionador. Ambos pedaleábamos para conseguir los objetivos que nos marcábamos. Alcanzó el sol el cenit de su altura y el mundo se me rendía. Todo lo veía a mi alcance y nada se me resistía. No tanto por mi capacidad como por la mesura de marcar los proyectos que me proponía lograr. Por supuesto que contaba con apoyos que, con frecuencia eran las fuerzas a las que yo apoyaba. Bajó el sol con una rapidez inusitada y aceleré la forma de infundirle nuevos impulsos a mis actividades. Me convertí en el bíblico Josué. Deseo y pongo todos los medios a mi alcance por retener la tarde. No quiero que oscurezca. Tengo ilusión y necesidad de vivir la tarde. Ella, la tarde se convirtió en mi signo. Soy tarde. Larga vida a la tarde. En ella se aglutinan todas las horas pasadas. No quiero ser noche. Eso no me priva de la consciencia de que la noche está ahí. En cualquier momento dejaré de ser tarde y me convertiré en noche.

EL CAMINANTE: CÁNCER

Que la ignorancia es la madre de todas las osadías, me lo escuchan decir con demasiada frecuencia. Es esa misma ignorancia la que le condujo durante mucho tiempo a decir que el mayor fracaso de la humanidad era no conseguir evitar que las personas sufrieran el dolor físico. Tuvo que ser un profesional de la medicina quien me sacara de mi craso error. «No es un fracaso el no haber conseguido desaparecer el dolor en las personas. Gracias a ese dolor podemos saber donde está ubicado el mal. Y de esa forma combatir qué o quien lo produce y aqueja a quien lo sufre .» No he vuelto a incurrir en mi equivocada afirmación con respecto a lo que tan superficialmente afirmaba. Hoy me uno a todos las personas que padecen Cáncer, y como lo único que puedo hacer es pedir a quien tiene poderes para crear en las personas la capacidad de luchar para conseguir la victoria Eso hago. Conozco a muchísimas personas que lo han padecido y la mayoría lograron salir vencedoras en la dura batalla. A ello os animo a luchar sin tregua. Y como las ayudas siempre vienen bien, aceptad todos los apoyos que se os brinden. Por supuesto los que lleguen de los profesionales. Esos son imprescindibles. Y los que se os ofrezcan de apoyo humano, moral, afectivo y de toda índole, seguro que ayudarán a subir con menos sufrimiento, la empinada cuesta de esa etapa vivencial. Estoy con todos vosotros, y repito, ruego a quien puede, que os ayude a triunfar en tan singular y ardua batalla. ¡Mucho ánimo!

EL CAMINANTE: TODOS LOS DÍAS PASAN PEREGRINOS POR BEARIZ

Que todos los días pasan por nuestro pueblo Peregrinos procedentes de todas las latitudes, es un hecho indiscutible. Estamos convencidos que ese verbo pasar, lo seguiremos utilizando muchísimo tiempo, pero con unas connotaciones especiales. Digo eso, porque además de pasar, en cuanto Beariz le brinde la oportunidad de hacerlo dignamente, y me consta que no tardará en suceder, compartirán con nosotros almuerzos y dormidas. Todos los Peregrinos que hacen el Camino de la Geira y de los Arrieiros, que son los que nos visitan, cuando menos, son portadores de buenas nuevas, tanto en su comportamiento humano como de cualquier otra índole. Proceden de lugares donde sus hábitos, siendo parecidos a los nuestros, siempre tienen peculiaridades que nos pueden ser útiles para nuestro desenvolvimiento cotidiano. De hecho, mucha de la cultura que hoy honra el acervo cultural del pueblo español, fue importada por las gentes que hicieron y siguen haciendo uno de los más de cincuenta Caminos que desde toda Europa llevan a Santiago de Compostela. O Caminho da Geira e dos Arrieiros, dicen ellos, tiene muchas peculiaridades. Destacan dos: Una, no es un Camino que el Peregrino hace, es el Camino quien hace al Peregrino; y la otra, que, junto al esfuerzo que entraña, exige a todos que miren hacia sus adentros.

Los últimos con los que compartimos unos divertidos y muy encomiables instantes fueron Augusto y Luis. Proceden, el uno de Guimaraes y de Braga el otro. Ni las empinadas cuestas, ni la impertinente lluvia ni, por supuesto la falta de un lugar donde tomar un refrigerio, consiguieron borrar de sus rostros la contagiosa sonrisa del Peregrino. No solo todo lo dicho, sino que también la necesidad agudiza el ingenio. Nuestros dos Peregrinos pernoctaron en Magros y no teniendo donde saciar sus hambrientos estómagos, en la huerta de al lado había un manzano con sus frutos aún algo verdes.

Para buen hambre no hay pan duro. Y un castaño con sus frutos casi a punto. Olla había en la cocina. Castañas y manzanas al fuego y a dormir con el estómago lleno. Bom Caminho nosos entranhables amigos

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