EL CAMINANTE ENTREVISTADO Y SOBREPASADO POR SU ENTREVISTADOR

Rara vez me he visto, en la muchísimas entrevistas que me han hecho para los diversos medios de comunicación, tan gratamente sorprendido como en esta ocasión. Me llama la madre de un niño, por si le doy permiso a su hijo para hacerme una entrevista para el día de las letras gallegas. Le contesto que, con mil amores acepto. Le digo a la joven madre que sería bueno que su hijo Rubén, así se llama el niño que acaba de cumplir los ocho años y yo, sostuviéramos un encuentro para preparar el tema. La respuesta fue contundente: «Con Rubén eso no funciona, tiene que ser aquí te pillo, aquí te mato» Y así quedamos. Por la mañana el niño me llamó dos veces. La primera, no´se por dónde andaría yo que no escuché el teléfono y en la segunda, aunque tardando, a punto de agotar la paciencia de Rubén, contesté. Y aquí está el resultado. Podía decir mucho más, pero es mejor que lo diga él, por lo que dice y sobre todo, por cómo lo dice.

EL CAMINANTE SE PASÓ

wp-15804647915976677527112860201231.jpgUna vez más, tengo que pedir perdón a mis sufridos lectores por incluir en el Blog un texto que no estaba destinado para él. Sin embargo, mi ignorancia y desconocimiento de las nuevas técnicas de la información escribí mucho más de lo que Twitter admite. Tenía tal enfado que decidí no borrarlo y, como veréis tuve que publicarlo aquí. Buenas tardes. Hace años que me inicié en Twitter, pero centrado en mi Blog, relatosdelcaminante.com y en mis novelas, le tenía durmiendo el sueño de los justos. Esa era una razón, la otra, que me negaba a escribir sobre política. Pero no aguanto más y ha llegado el momento de hacer escuchar mi voz, emulando a mi admirado Bernardo López García y, además de escribir en http://www.relatosdelcaminante.com. quiero hacerlo en este medio donde tantas verdades se dicen, por algunos, y burradas, muchas inconfesables, por otros, para expresar lo que siento hacia las actitudes destructivas de ese nefasto ser a quien el falso doctor, falso en lo que quiso mostrar, doctor honoris causa, en los embustes que salen de su boca sucia, cada vez que la abre, tiene, digo, con título de segundo no sé qué. El de la coleta. Ese ser que su único afán es convertir nuestra querida España, en una nación de mendigos que tengan la necesidad de ir a comer a su asquerosa mano. Nunca, admirado Bernardo López García, podías entonar tu acertado lamento diciendo: «Oigo Patria tu aflicción, y escucho el triste lamento que forman tocando a muerto…» por culpa de un indecente pendón. ¿Cuándo despertaremos los españoles y nos daremos cuenta de saber a dónde nos llevan estos dos descerebrados y los palmeros que les acompañan? Miles de personas pasando hambre y ellos derrochando a manos llenas aumentando ministerios, con cargos multimillonarios, y nosotros callados. Incluso, algunos aplaudiéndoles. Y la penúltima, porque, con esta cuadrilla de indeseables, la última no existe, van invertir 200.000 Euros para que ese bocazas que nos regalaron los argentinos, se podían haber quedado con él, diga las estupideces que salen de su boca, desde un lugar más alto y suntuoso del hemiciclo. y va de promesas: De política solo hablaré en Twitter.

EL CAMINANTE: Y LOS HUEVOS DE SUS GALLINAS

Hoy es un día especial, voy hacer una tortilla con los seis huevos que me dejó mi gallina Filomena, antes de que una mano, seguramente necesitada, me la sustrajera. Sí, es posible que una alimaña necesitada se llevara mis tres gallinas, Filomena, Nicasia y Cirila. Estaba yo con mis gallinas como Mateo con su guitarra, pero una alimaña de esas que no tienen cerebro y que su madre lo engendró un día que su padre, sí estaba en casa, pero el que no estaba era el marido de su madre, las sacó de su casita que con tanto cariño le habíamos construido y se las llevó. Ignoro lo que haría con ellas, si las arrojaría por el campo para pasto de otra alimaña que diera cuenta de ellas, las mataría para comérselas o las añadiría a su gallinero para aumentar su depauperada granja. Por supuesto que no me duele el pecunio del latrocinio, me duele saber que hay alimañas que se aprovechan de la oscuridad de la noche para cometer felonías tan miserables. Echo de menos a mis lindas gallinitas, pero a ellas les prometo, donde quieran que se encuentren, que, dentro de muy poco tendrán tres sustitutas que honrarán su ausencia. Ah, y se llamarán como ellas: Filomena, Cirila y Nicasia.

EL CAMINANTE PONE VOZ A LUIS MOLINOS Oigo, patria, tu aflicción,/ y no entiendo por qué callas, / viendo a traidores canallas/ despedazar la nación./ Dando a un ingrato felón/ estúpidas concesiones,/ están haciendo jirones/ esta tierra milenaria,/ de gente, ayer solidaria,/ y hoy podrida de ambiciones. / Lloras, porque te engañaron/ los que lealtad prometieron, / los mismos que te aplaudieron,/ y la Ley corroboraron./ Alevosos, traicioneros,/ bellacos y desleales,/ la convivencia entre iguales/ rompen con su felonía,/ y han de acabar la porfía,/ en inmundos cenagales./ Buscando solo engañar, / distorsionaron la historia / para turbar la memoria/ de las gentes del lugar./ Anhelantes por medrar,/ con su estúpida insolencia, / rompieron la convivencia/ entre familias y amigos;/ requiere firme castigo/ su ruin malevolencia./ Un tipo poco honorable/ quiso imponer sus ideas/ con maneras maniqueas,/ fraudulentas, miserables, / arteras y despreciables./ Medio milenio hermanados / no lo separa un tarado/ dirigente provinciano,/ por mucho discurso vano/ que largue desde su estrado./ ¡Basta! Gritó el pueblo fiel/ por toda la piel de toro./ ¡Basta! Clamaron a coro/ los españoles de bien./ ¡Basta! Poned pie en pared / a tanta provocación / y cortad la humillación/ de estos cuatro hijos de perra, / ¡No se trocea esta tierra,/ somos una gran nación! / Fieles paisanos, honrados,/ que queréis que vuestro nietos / os recuerden con respeto/ por haberles entregado/ un país fuerte y aunado. / ¡Levantaos, despertad! /Negad la eventualidad /de una España fragmentada / y levantad vuestra espada/ contra tanta indignidad/

EL CAMINANTE: LOS BUENOS RECUERDOS

 

No me cabe la menor duda que los buenos momentos vividos dejan maravillosos recuerdos que la mente jamás destierra. Por acumulación, los va archivando en los diferentes compartimentos, pero basta el mínimo detalle para, sin violencias, franquear la puerta de donde se hallan y sus vivencias se presentan ante uno con plena vigencia. Me hallaba  en plenas labores culinarias en el día de hoy, si mal no recuerdo es el cincuenta y cuatro del mal llamado confinamiento al que nos tienen sometidos este grupo de indocumentados que nos desgobiernan, cuando , rompiendo el silencio reinante un extraño ruido por encima del tejado de mi refugio, atronó los espacios. Con el pequeño cuchillo que tenía en mis manos para mondar las patatas con las que voy elaborar mi tortilla, salí corriendo a la puerta que me permite acceder al pequeño jardín de miles de hectáreas por el que puedo deambular sin encontrarme con nadie, en lo que a personas se refiere. Alcé la mirada hacia el cielo y un helicóptero pintado de verde, lo surcaba, cumpliendo alguna orden emanada de alguna de las privilegiadas cabezas que rigen nuestros destinos. Lo de privilegiadas es por los suculentos, tanto como inmerecidos, dineros que ganan. La vista del pájaro de acero volador, trajo a mi memoria el recuerdo de los tres hombres que comparten conmigo la fotografía que encabeza este escrito: Eduardo, Pepe y Diego. Tres profesionales como la copa del pino más alto de nuestros montes, que se jugaban la vida apagando fuegos para que nuestra verde e incomparable Galicia no se convirtiera en un lar de vegetación carbonizada. Tres jóvenes vidas que entregaron con abnegada profesionalidad en aras del cumplimiento de su deber. Para vosotros, entrañables e inolvidables amigos, va hoy, el recuerdo más íntimo y sincero que puede emitir este muy usado, que no viejo, corazón, por los maravillosos momentos compartidos. Un día, abusando de mis sufridos lectores, escribiré más ampliamente sobre vuestras vivencias profesionales por estas tierras de Beariz. La insignia  que cierra este escrito me la regaló el jefe de la escuadrilla, Eduardo, quien al entregármela reiteró su parlamento con una frase que silabeó mientras la prendía en la solapa de mi chaqueta: «No es la insignia de aviación, que también, sino que, además, es mi primera y más querida insignia» No lo olvido, querido Eduardo y cuando voy acostarme, al dirigirme a mi cama, le doy las buenas noches y un beso de recuerdo que te ruego compartas con Pepe Maroto y Diego Tomás, al igual que compartimos la fotografía de encabezamiento.