EL CAMINANTE: UNA MUJER JOVEN ENCIENDE UNA LUZ EN BEARIZ.

El sábado, día dieciocho, próximo pasado, una mujer joven, Carmen Pérez Valiñas encendió una luz de esperanza en Beariz. Nuestro pueblo, no hace muchos años, contaba con todos los servicios que en el día a día las gentes necesitan para cubrir sus necesidades en todos los órdenes: Ocho entidades bancarias, panadería, restaurante, hospedaje, cuartel de la Guardia Civil en activo las veinticuatro horas y algún que otro servicio del cotidiano vivir. Hoy, desgraciadamente la mayoría han desparecido. Por lo que dicen, y sin rubor ostentan, entre nuestros vecinos hay personas de un alto poder adquisitivo. Ninguno de ellos toma la iniciativa para invertir ni un solo céntimo en la tierra que les vio nacer. Ha tenido que ser una mujer sencilla quien con su propio esfuerzo y sin ningún apoyo económico, poner en marcha un establecimiento donde elabora comidas para que los potenciales clientes las lleven a su casa para consumirlas.

Le hicimos un pedido para el domingo con el fin de llevarlo a nuestra casa. Para tres personas, le dije. Por un precio muy acorde con las exigencias del mercado. Somos tres personas. Las edades pueden dar idea de la diferencia de criterios a la hora de saborear un yantar: Ochenta y seis, treinta y siete y diecisiete los años de cada comensal. Los tres quedamos sumamente satisfechos, Comimos hasta hartar. Cenó el más joven a placer y hoy lunes yantamos los tres con lo que nos quedó de ayer. No se desperdició absolutamente nada. Eso da idea de la calidad que la excelente cocinera Carmiña nos ofreció. Muchísimas gracias, Carmen por encender una luz tan luminosa como necesaria en nuestro querido Beariz. Hago votos porque nuestros vecinos sean conscientes de que te apoyemos y con tu ejemplo marques el camino para otros proyectos que duermen en el limbo de los olvidados.

EL CAMINANTE: ALBERGUES DONATIVO.

La vida, a veces nos hace regalos no siempre esperados, pero sí muy bien recibidos. Eso fue lo que sucedió el otro día en la firma de unos documentos ante el Notario don Juan Antonio Rua Prieto. El documento sometido a escritura notarial era una diminuta casa de aldea de no más de cincuenta metros cuadrados. Una vez terminados los naturales formalismos y dada la amistad que entre ambos existe, me preguntó qué utilidad pensaba darle a la pequeña casa. Le comenté que tenía pensado dos alternativas. Una de ellas convertirla en un lugar de lectura y exposición de los muchos cuadros que poseo que el pintor Rafael Prieto realizó para la ilustración de mis publicaciones.

Y la otra posibilidad, por estar en el centro del pueblo, al borde del CAMIÑO DA GEIRA E DOS ARRIEROS era convertirla en REPOSO DEL CAMINANTE para acoger a los Peregrinos que realizan el Camino Braga Santiago de Compostela. Como no da las medidas exigidas para hacer un Albergue, únicamente satisfacer las necesidades de los Caminantes, Peregrinos o simples viandantes que al llegar a Beariz encuentren un pequeño lugar donde retomar fuerzas para proseguir su Camino. Por supuesto sin cobrar ni un céntimo y sí aceptar el DONATIVO que ellos pudieran o quisieran aportar. Cuando el señor Notario escuchó la palabra donativo, su rostro se transformó

Yo desconocía su faceta de Peregrino. Abrió las puertas de las emociones y nos comentó las gratísimas experiencias vividas en los diferentes Caminos y de todas ellas las que guardaba en los pliegues más emotivos de sus adentros, habían sucedido en los Albergues DONATIVOS. Nada tenía que ver el estado anímico de las personas cuando llegaban al Albergue con el que mostraban al compartir una noche en animados comentarios de las diversas situaciones vividas. Era increíble la confraternidad que se creaba entre todos los reunidos. Unos momentos antes, totalmente desconocidos y en instantes de diálogo, pura fraternidad.

EL CAMINANTE: GOZA CON LO QUE LA NATURALEZA LE REGALA.

Como he comentado en anteriores escritos, el caminar es la mejor medicina que tomo para sentirme como me siento :En plenitud. Además de ese estado de bienestar que experimento recorriendo todos los días una media de ocho a diez kilómetros a cuatro por hora. En las cuesta arriba me apoyo en mis bastones. En llanos y cuestas abajo prefiero llevarlos de adorno. A ese beneficio admirable, me es regalado otro del que gozo a plenitud. Hoy solo hablaré del placer que experimento al contemplar un sencillo y diminuto chorro de agua que se desliza por la roca regalándole a ella un especial brillo y mantenerla limpia y reluciente. Me paso momentos admirables contemplando esa simbiosis de los dos elementos, tan dispares y tan bien avenidos. En mi éxtasis contemplando tan bello espectáculo, no puedo dejar de hallar una similitud ineludible entre los seres humanos y los dos elementos.

A la vez que ambas, agua y roca, gozan con esa convivencia, el agua va dando a la roca una forma que le es a ella más adecuada para deslizarse. Es cierto que no es composición química quien produce en la piedra desgaste, sino los elementos que en su discurrir arrastra consigo. Las personas que comparten vida gozan de todas las bellas situaciones que entre ambos crean. Muy difícil que entre ellos se creen situaciones que deterioren su convivencia. Son los agentes externos quienes aportan material para la discrepancia y el desgaste. Agua, roca y personas tienen puntos de convergencia vivencial. Si el agua discurre por zonas idóneas el desgaste es menor. Si las personas discurren por sendas de respeto, el desgaste es mínimo e insignificante.

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