Mes: marzo 2020
EL CAMINANTE: JUSTO RECONOCIMIENTO
(NOTA ACLARATORIA) Cuando el amable lector llegue a la frase donde el incompetente escribidor pone «…las infecciones…», en ningún momento quiso decir eso sino «…las inyecciones…» Dicen los que saben de eso, que Dios escribe derecho con líneas torcidas. A lo mejor tienen razón. Y deben tenerla cuando el acerbo popular, durante siglos ha mantenido vigente su decir. En estos momentos que vivimos, nuestra querida España, atraviesa una situación nada halagüeña. Se quedaría en una anécdota para las generaciones venideras, si cada día no se contaran por cientos los cadáveres que ya no caben en los cementerios. Presume el pueblo español, y razones no le faltan para ello, de tener la mejor SANIDAD del mundo. No lo niego y a los hechos me remito. La mejor SANIDAD sí, en lo que a profesionales y modus operandi del cotidiano vivir se refiere. Eso nadie lo niega, al contrario, todos lo ratificamos. En la parcela que más directamente nos atañe, en ella estriba el fundamento de todo lo demás, donde se amasa el pan de cada día, de donde salen los alimentos que luego llenan los estantes de los grandes centros comerciales, y a continuación llenan las despensas domésticas, donde viven las gentes que nadie se acuerda de ellas, existen unos profesionales que consiguen con su bien hacer, que todo eso se haga realidad. En el rural gallego, el más longevo de la humanidad, hay personas sencillas, casi anónimas que consiguen que gentes en el ocaso de su existencia sientan el calor y la humana profesionalidad de sus comportamientos. Me refiero a las personas que combaten el sufrimiento ajeno con su grandiosa humanidad. Beariz, un municipio de la provincia de Orense, el último, antes de entrar en la marinera Pontevedra, será y casi podría asegurarlo, una de las comunidades con edades más avanzadas de nuestra Piel de Toro. Ya sabemos lo que suponen los años sobre las espaldas de las personas. Pues bien, Beariz lleva unos años siendo cuidado, sí, cuidado por el Doctor José Dobarro. Don José, para los vecinos, es un hombre sencillo, afable, breve en su sonreir y desgarbado en su andar. Su hablar destila humanidad, su alborotada y rizada cabellera permite que la brisa se en rede y se divierta en ella y en esa diversión va engarzada su despreocupación por lo superfluo. Excelente profesional, destacado en sus estudios como epidemiólogo con menciones destacadas, conocedor de los sufrimientos humanos como pocos, pero todo ello nada sería al lado de la gran PERSONA que es y se muestra con sus pacientes. Su humanidad es tal, que si la naturaleza quisiera regalarle una poquita más, no tendría donde ponerla. Como tanta perfección no es propia de lo humano, algo tenía que llevar de contrapeso: Lo despistado que se muestra en gran parte de su comportamiento. y a él no le duelen prendas reconocerlo. Con seguridad que irá pensando en sus queridas abejas, a las que dedica sus pocos momentos de asueto. Tan insigne doctor no podría tener a su lado otras personas que no fueran: Daniel García, ENFERMERO. Daniel no le va a la zaga a su jefe en lo que a calidad profesional se refiere. Dani, para los que le queremos, que somos todos los que tenemos el placer de tratarle, agradecerle, admirarle e incluso sufrir las caricias de sus pinchazos, las inyecciones que pone Dani, no las sientes, es esa clase de PERSONAS buenas, sí, con mayúsculas, que Dios pone en el mundo, para compensar tanta estupidez, ignorancia, maldad y otro tipo de iniquidades que honran a muchas gentes. Si tiene que explicarte algo, lo hace con tal sabiduría y sencillez que hasta los ignorantes lo entendemos. Si de orientaciones se trata, tómalas en consideración, porque por su boca habla la sabiduría con el profundo conocimiento que tiene de lo que dice. No podría encontrar mejor compañero de viaje el Doctor José Dobarro para hacer el camino del bien en pro de los demás. Como no hay dos sin tres, a los dos señores ya reseñados se les une, por azar del destino Celso Bernárdez. Siempre lo he dicho y lo mantendré hasta el final. Mi largo caminar por el mundo me ha enseñado muchas cosas y una que aprendí y contrasté en cientos de ocasiones, la calidad del hotel escogido para hospedarme, me la daba el personal de recepción. Cuando en la presentación del mostrador correspondiente, alguien amable, eficiente, correcto y que mira a los ojos, me atendía, estaba seguro que había acertado con el lugar deseados. Llegar a la visita del doctor Dobarro o del Enfermero Daniel García y ser atendido por Celso Bernárdez, las dolencias, si las hubiere, comienzan a ser menores. Es Celso, hombre de pocas palabras. breve en el sonreir, amable en el trato y PERSONA donde las haya. Ya sea en consulta telefónica o personalizado, siempre tiene la frase correcta para la aseveración o la disculpa, si el caso lo amerita. Tiene Beariz, hoy por hoy el mejor equipo médico que pudiera desear en sus mejores pretensiones. En estos agobiantes momentos que vivimos, como decía al principio, nuestro equipo MÉDICO, el desvivir de nuestro alcalde Manolo Prado, orientando a sus gentes para que guardemos las normas de conducta que el sentido común nos aconseja y la vigilancia, siempre admirable y respetuosa de la GUARDIA CIVIL con su Comandante de puesto al frente para que nadie transgreda lo prescrito por la ley, Beariz es hoy y quiera Dios siga siendo, un paraíso donde la tranquilidad y la paz se enseñorean por doquier. QUE SIGA.
EL CAMINANTE Y EL CAMPO ll
Que la naturaleza humana es débil, lo sabemos hasta aquellos que sabemos poco de todo, pero en mi caso la debilidad es rayana con lo inmisericorde. ¿Cuántas veces he prometido no escribir de política? Ni me acuerdo, pero mis instintos alacraneros están tan latentes en mi psiquis que no consigo deshacerme de ellos. Por si hay alguna buena persona que no conoce el instinto del alacrán, con solo que haya uno que no lo recuerde, merece la pena que lo traiga a colación. Caminaba un alacrán por el borde del lago y se le antojó pasar a la otra orilla. Tenía un grave problema, no sabía nadar. De pronto, en una pequeña playita vio a una rana que sesteaba tomando el sol. «Si ella quisiera cruzarme, pensó, me vendría de perillas» Sin más preámbulos se dirigió a ella solicitando que le ayudara a llevar a cabo su proyecto. La ranita que era muy inteligente, tanto como buena, le contestó que no, que no lo llevaría porque le conocía muy bien y sabía de sus maldades. Estaba convencida que en cuanto lo tuviera encima, la picaría y como el veneno del alacrán era para ella mortal, no lo cruzaría. Argumentó el alacrán que nunca se le ocurriría tal disparate, porque si lo hiciere, se ahogarían los dos. «Tú sabes muy bien que yo jamás haría eso. Tengo mucho cariño a mi vida para perderla de esa manera.» Así estuvieron discutiendo un buen rato hasta el el taino y venenoso arácnido convenció a la noble y cantarina dama de las charcas. Comenzaron la travesía y aún no habían llegado al centro del lago y restaba un buen tramo para alcanzar la tierra, el alacrán que iba a la grupa de la bondadosa rana le dijo: «No te puedes imaginar, buena amiga lo que me cuesta hacerlo, pero mi instinto me obliga a clavarte mi corva uña.» «No seas tonto, si lo haces moriremos los dos» Sabiendo que así sería, el alacrán dio rienda suelta a su instinto criminal. Yo tampoco me puedo resistir a la tentación de pensar, en estos momentos angustiosos que vive mi querida patria España, en la calamidad de políticos que la desgobiernan: Ególatras, embusteros, sinvergüenzas, traidores, falsos, se engañan entre ellos, nos engañan a nosotros, apesebrados, despilfarradores y todo lo que se les llame es poco. Eso sí, con toda esa lacra de virtudes que les adornan, han dejado al descubierto algo que nadie queríamos ver porque no creíamos a quienes nos lo decían: Que nuestra institución sanitaria estaba deficiente de muchísimas necesidades. Como no había unas exigencias más allá del vivir cotidiano, todo iba de maravilla. ¡Ay!, en cuanto hubo que dar una respuesta más allá de lo normal, se nos vio el plumero. Y, no es que no diéramos una respuesta al completo, nos quedamos en el primer rellano y no tenemos escalones para subir otra planta. Nuestros profesionales, maravillosos. como tales y como personas, pero sin medios. No quiero seguir, me indigno. Imitando a la bella hermana de Dalí, miro hacia el bosque y veo a mi dama, a la que el verde musgo, en abrazo fraterno con el roble, diseñó para que yo, al despertarme cada mañana me deleite contemplándola
EL CAMINANTE Y EL CAMPO
Bien sabéis, entrañables lectores de mi Blog, que prometí hace algunos años, no escribir más sobre política. En mis dos últimos escritos quebranté la promesa, indignado por los acontecimientos que, si bien es cierto que ellos no los provocaron, no lo es menos, que su imbecilidad, irresponsabilidad, egocentrismo y, no encuentro en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, adjetivos suficientes para calificarlos, son los auténticos culpables de sembrar en los predios de la personas que asistieron a la manifestación del día ocho, el germen que está sumiendo nuestra querida España en un macro tanatorio. Aquí termina mi espacio para escribir de política. Hablaré de lo que realmente merece la pena.
La casita que se ve en mi Blog, es mi refugio, que pongo a vuestra entera disposición. Cualquiera de vosotros que pase por aquí y se pare, no le faltará un trozo de buen pan, embutido casero de porco celta, silla, mesa y mantel o tapete. Probad y veréis que no miento.
Pues bien, esa casita está en una esquina de la aldea, ya en el mismo campo. Por la noche vienen a comer al prado que hay en la parte que da al norte y a una pila que hay en la fachada que da al naciente, gatos, perros, jabalíes, zorros, lobos, vacas y toda clase de animales. Como en España estamos en situación de alarma, no puedo ni quiero salir de los espacios que me permite la ley. Hoy solamente os pondré unos mínimos detalles de lo que tengo pegado a las paredes de mi refugio. Así llamo a mi “Chabolilla”.
Reconozco que soy un defensor a ultranza del musgo. Su color, su textura, su silenciosa existencia y su altruismo, me tienen cautivado.
Hablaré de él tratando solo de esta última virtud. Viendo el musgo a sus vecinas, las menudas piedras o a las grandes rocas, desnudas, acuden en su auxilio y las cubren con su manto verde, para que los gélidos inviernos no las torturen. Permanecen así, hasta que las temperaturas se acomodan y con el mismo sigilo que vinieron, se retiran hasta la próxima estación del frío. (volveremos al bosque Dedicado de manera muy especial a dos encantadoras damas, Conchi y María Dulzura y a Tino, un caballero integral.
EL CAMINANTE: PENSANDO
En mi comentario de ayer, hablaba de bajar a la madre tierra y observar en la proximidad los aconteceres que estamos viviendo. No puedo negar que cada hombre solo por el hecho de serlo, piensa. Puede hacerlo mucho o poco, bien o mal, siempre desde una perspectiva interesada, pero piensa. Eso es indiscutible. ¿Cual es su capacidad y cómo ha de catalogársela? Dependiendo del momento, lugar, status y de mil situaciones más, así será su pensamiento, y en base a él, su toma de decisiones. Si los vientos soplan de popa, navega la barca a toda vela. Si de proa lo hace, hay que trazar líneas de soslayo y evitar el choque frontal. Si de babor empujan las olas, hay que ofrecerles la proa que las reviente. Otro tanto si de estribor lo hicieren. Soy tan benevolente que les concedo a esta cuadrilla de mangantes que desgobiernan esta España mía, ese derecho al que me refiero en el inicio, pensar. Pero, ¿en qué piensan? Ninguna dirección del viento se acomoda a la Barca y con sus órdenes la conducen contra todas las rocas que en la mar se encuentren,. Y, son tan bisoños y descerebrados que, hasta los roquedales del acantilado los ven como puertos de suave arribo. Pensando, ni al piélago de sus ojos alcanzan sus pensamientos. No puedo sino refugiarme en los versos del poeta y con él grito con toda mi alma:»Oigo Patria tu aflicción y escucho el triste concierto…» Pensando, vergüenza da pensarlo y en el agua me zambullo para no hacerlo.
EL CAMINANTE: REFLEXIÓN
Tal vez sea el modus vivendi que nos hemos regalado, lo que convierte este momento que vivimos, como algo irremediable. No somos o no queremos ser conscientes que esto que nos está sucediendo, lo hemos propiciado nosotros mismos, nadie más que nosotros, con nuestra propia actitud, allanamos el camino para que aconteceres como el que, en estos instantes nos agobia, tú y yo y otros como nosotros, ebrios de inconsciencia lo invitamos a nuestra casa, a nuestra mesa y hasta duerme en nuestro propio lecho. Hasta tal punto la sociedad actual se manifiesta y comporta con tal grado de soberbia incontrolada que, a lo sencillo, a lo que realmente tiene valor, como es la convivencia, le negamos hasta el derecho a existir. Creamos minifundios con todas las actitudes de nuestra vida. Lo catalogamos todo, lo bello, lo feo, lo grande, lo pequeño. Le ponemos etiqueta a todo. Nunca el subjetivismo tuvo tanta vigencia como tiene hoy. No nos conformamos con emitir un juicio sobre todo lo que nos rodea, llegamos al extremo de vilipendiar cuanto se nos ponga por delante sin conceder espacio de criterio a quien no piense como nosotros. Descenderé a la madre tierra. En estos momentos que nuestros agricultores piden ser escuchados, miren lo que digo, «piden» para seguir dándonos de comer a nosotros, no les hacemos ni caso. Ellos que sustentan nuestro vivir con sus esfuerzos, dejando en cada surco de la tierra un jirón de su propia vida, regando con sangre y sudor todo lo que producen para que nosotros podamos vivir. (continuará)
EL CAMINANTE SE DECIDE
Solamente el respeto que le debo a mis seguidores fieles, que no merezco, me anima a escribir en mi Blog, en estos días de encierro. Los que me seguís desde el principio, recordaréis que prometí no escribir sobre política. En mis tiempos de estudiante, en uno de los primeros libros que cayeron en mis manos, alguien, no recuerdo el nombre, pero sí sé que era un personaje pensante de verdad, decía que la política era una de las ocupaciones más altruistas y benefactoras que el hombre podía desempeñar. Menos mal que ya hace muchos años que tal aseveración hacía el buen señor, porque hoy, se hundiría en la vergüenza de contemplar que entienden por política los descerebrados que nos desgobiernan, porque de gobernar no tienen ni la más remota pajolera idea. Hoy solamente dejaré escapar la ira que se me acumula, y no por la soledad, a la que, como muy bien sabéis, la tengo como amiga, y que hoy tengo razones y argumentos para llevarme mejor con ella, sino por el engaño que están sufriendo los millones de personas que votaron a estos mequetrefes que utilizan su voto para destruir esta maravillosa nación que e llama España. Y, a los que no se lamentan de haberles otorgado el poder, también los compadezco por razones que me guardo en el bolsillo del respeto. Solo os pido una cosa: Perdón por no haber escrito estos días. Y os ofrezco otra: Seguiré escribiendo pero intentaré que no sea para hablar de los politicoides sinvergüenzas y mal nacidos que hoy ostentan el poder. La fotografía que encabeza este escrito es un sutil anuncio de los temas a desarrollar. Pongo las manos en posición bocina para deciros: OS QUIERO
HOY, EL CAMINANTE LLORA
Una vez más la barbarie y la sin razón se adueñan de los espacios del ser humano. En el día de ayer, la vida de un hombre joven, pletórico de ilusiones y de proyectos, fue segada por la guadaña de un descerebrado que, con toda certeza, por una mísera y enmohecida botella de ron o un maldito snifar de una línea, apretó el gatillo de un revólver o de una pistola herrumbrosa sacada, sabe Dios de qué maldito rincón del sabor a sangre y el regusto del cruel estampido de la bala sobre las carnes de la víctima elegida. Matar ¿a quién? Qué mas da, mata y luego pegunta, eso sí, asegúrate antes de que has conseguido el objetivo. ¿La razón? No importa. Se le pregunta al muerto. ¿Cuál es su culpa? Lo desconozco, pero puede que tenga alguna. Y si no la tiene él alguien la puede tener. Repito: Dispara y luego pregunta. ¿Y las consecuencias? Es lo de menos. Tú bebes, snifas, te pierdes y te olvidas. Deber cumplido. Solo tienes que cuidarte de no resbalar en el reguero de la sangre vertida. No te manches las sandalias. No dejes huellas, Huellas tuyas. Sus huellas, sus deudos, las terminarán borrando. El viento de los recuerdos se los lleva todos al abismo del nunca jamás. Si acaso…nada. Olvídate. Actúa que se hace tarde. Ven pronto. La botella, la línea, el serrallo te esperan.
EL CAMINANTE VISTE DE LARGO A ARDUINA
Después de UNO DE TANTOS y MERECE LA PENA, novela autobiográfica la primera y novela de estilo costumbrista la segunda, MERECE LA PENA, llega este trabajo, ARDUINA, compuesto por una treintena de cuentos que se publicaron como resultado de la colaboración del Consejo Provincial de Ourense y el Ayuntamiento de Beariz. El producto de su venta va dedicado a la lucha contra el cáncer juvenil y el Alzheimer. Agradezco profundamente al Vicepresidente de la Diputación de Ourense, Rosendo Fernández, su generosidad por dirigir dicha presentación, al Presidente Manuel Baltar por ser siempre generoso con mis publicaciones, a Mariló la Presidenta de Afaor por su apoyo a Manolo Prado alcalde de Beariz por estar siempre a mi lado y brindarme su apoyo incondicional, a pesar de nuestras continuas discrepancias que nos enriquecen a ambos y repercuten en bien de nuestro querido Beariz y, de manera especial a las personas que asistieron al sencillo acto y agotaron la venta de los libros que llevábamos.
Me encantaría cerrar aquí mi comentario, por bien agradecido, pero no puedo hacerlo sin antes gritar con todas mis fuerzas que la cultura en el periódico la REGIÓN, tenga tan poca valía. Siento vergüenza al hacerlo, pero sentiría más remordimiento hacia mis adentros si no lo hiciere, este comentario sobre mi mismo: Un aldeano de Beariz de 83 años de edad, estudiante en la Universidad de Santiago para mejorar su calidad literaria, y para servir de estímulo a los jóvenes, demostrando que nunca es tarde y que la edad del hombre, en el decir del ÍNCLITO DOCTOR, DON GREGORIO MARAÑÓN, es la que marcan sus arterias, merezca en la sección de BREVE en el rincón más escondido de una de sus páginas, en el final, donde se dobla, se merezca, digo un pobre y mínimo comentario. Y, con seguridad que lo pusieron porque estaba el Sr, Vicepresidente de la Diputación de Ourense que si no, ni eso. ¿Será que en el rural no nos merecemos siquiera tener un hilo de voz para que se nos escuche.?