En el almanaque que tenemos colgado en la cocina, humilde y silencioso sustituto de los problemas de la memoria que acarrean los años, vamos señalando todas las situaciones a las que debemos prestar especial atención. El día 21, martes, había señalado un acontecimiento al que yo tenía un supremo interés en asistir: En el Salón de Plenos del Pazo Provincial de Orense, el Profesor Antonio Carreño González, recibía la Medalla de Oro de la Provincia de Orense. Nunca sabré qué sucedió para que yo no mirara ese día la dichosa hoja, pero ocurrió.
Un merecidísimo reconocimiento más a los innumerables que posee, este genial aldeano de Parada de Sil. Son incontables los títulos que el Doctor por la Universidad de Yale en lenguas románicas, honran a nuestro ilustre escritor. Con absoluta objetividad, el tiempo será testigo, es Antonio Carreño una de las más preclaras figuras de la Lengua Castellana. Sin duda le hace justicia la reflexión del Caballero de la Triste Figura cuando dice: La pluma es la lengua del alma.
Atenea ha dotado a Carreño de un alma tan grandiosa que él lo revela de forma magnífica en sus numerosas publicaciones. Pocos autores han descrito con tanta clarividencia y profundidad a nuestros escritores del Renacimiento como lo hace Antonio Carreño.
Compartir momentos con Antonio es leer en el libro de la vida pasajes que perduran en nuestros corazones para siempre.