Muchas veces he manifestado mi opinión, defendiendo que para el hombre no hay nada imposible, si en conseguirlo pone toda su capacidad. Siempre que me he pronunciado de esa manera, no miraba mucho más allá del piélago de mis ojos ni era plenamente consciente de lo que decía. Y, si lo era, no pensaba más allá de dónde quería llegar en mis pretensiones de conseguirlo. En resumen, que hay muchas cosas que están fuera de nuestro alcance, pero que ello no debe ser impedimento para que, al menos, lo intentemos. Siempre podremos albergar la ilusión de conseguirlo. Todo lo dicho es porque hoy tuve el placer de visitar la casa de Lope Félix de Vega Carpio, más conocido como El Fénix de los Ingenios. La emoción que sentí pisando el mismo suelo que él pisó, al recorrer el pequeño jardín y contemplar los arbustos y árboles que él plantó y cultivó y ver los objetos que él utilizó, os puedo asegurar que es indescriptible. Lope vivió de forma avara, en el apartado de disfrute que el destino puso a su alcance. No paró en mientes de vivir a plenitud, Que se le puedan achacar, tuvo un mínimo de 17 hijos. En el mundo seglar, primero y dentro del mundo sacerdotal, después, no dejó que pasara por sus proximidades un segundo que no aprovechara para imprimirle su personalidad. Prolífero en todos los órdenes, escribió incontables obras de teatro, piezas literarias en todos los estilos, destacando en cada uno de los que trataba. Desafiando todas las leyes de la prudencia y de la sensatez más elemental, me arrogué la osadía de beber en el mismo pozo en el que él lo hacía. Cuando sentía en mi rostro el frescor que subía del pozo, no pude evitar la emoción de identificarme con lo que Lope Félix debía sentir en los meses de estiaje.
Siento el pudor natural que me inspira, escribiendo sobre el hombre que con más pureza y elegancia escribió en la lengua castellana. Al firmar en el libro de visitas, una vez más es Lope quien se asoma a mi mente. Esta vez trae una sonrisa para estimular mi ánimo y me anima a que siga emborronando papel. Que no decaiga.Se lo agradezco y le prometo seguir mientras las fuerzas me acompañen y Dios me lo permita.