EL CAMINANTE: EL AYER, EL HOY Y EL MAÑANA.

Que soy creyente, todos mis amigos lo saben. Lo pregono a los cuatro vientos. Algo que también digo con frecuencia, en determinados momentos, es que la falta de Fé nos hace ser víctimas de nuestro propio egoísmo. Me explicaré. La Fe que profesa el Cristianismo, nos dice que cuando dejamos esta tierra deprendiéndonos de este cuerpo mortal, pasamos a gozar de la presencia de Dios. Allí, según nuestra Fe, todo, absolutamente todo, es Felicidad. ¿Quién no es capaz de alegrarse, cuando un familiar nuestro muy querido, un amigo o cualquier persona a la que tengamos un gran afecto, no es capaz de alegrarse si está pasando por un momento que lo hace feliz? Seguro que nadie. Pues cuando una persona se va a lo Eterno, repito, nuestra Fe nos dice que a dónde se ha ido es infinitamente feliz. Sí, INFINITAMENTE, porque su caducidad mortal ya no existe. Yo creo en eso, por ello no debería preocuparme morir.

Hace unos días sufrí un pequeño revés en mi salud. Los médicos, doctores muy significados, me han dicho que tengo que controlar mejor mis actos. Además, necesito que me coloquen en mi muy utilizado corazón, que no viejo, un stent. No es más que un diminuto muelle al que tengo proporcionarle vivienda. O sea un ocupa consentido. Según los galenos, es algo muy normal y que, apenas entraña riesgo. Yo tengo Fe para mover montañas. Eso es lo que yo pensaba y pienso. Y ¿Si es así, por qué estoy más asustado que una viejecita en noche de tenebrosa tormenta? ¿Sabeis una cosa? Consejos vendo que para mi no tengo.

EL CAMINANTE: LAS FLECHAS AMARILLAS DEL CAMINO DE SANTIAGO, LEGADO DE UN CURA GALLEGO.

La sencillez es el estado más próximo a la perfección. La sencillez de una flecha pintada en el suelo o apoyada en un sencillo soporte, es una situación tan elemental que ni siquiera le prestas atención. Sin embargo su significado es tan importante que, gracias a ella cientos de miles de personas en peregrinaje pueden arribar al destino que han elegido y al que aspiran llegar.

El origen de la flecha amarilla data de no hace mucho tiempo. Don Elías Valiña, humilde Cura Párroco de O Cebreiro, a mediados del pasado siglo, harto de las quejas que le daban los Peregrinos del Camino de Santiago, que se perdían por no saber qué dirección elegir cuando llegaban a una encrucijada, fue don Elías, digo, a quien se le ocurrió la feliz idea de pintar en el suelo, en un muro, roca o cualquier otro lugar apropiado, pintar una flecha indicando la dirección a seguir.

Es, sobre todo en el cruce de caminos cuando la flecha adquiere su auténtico valor como guía del Peregrino.

Claro que siempre hay desalmados, faltos de todo espíritu cívico que las rompen. o las borran basados en motivos que solo ellos conocen.

EL CAMINANTE: REGRESO AL HOGAR

A veces uno tiene cosas de peón caminero y… El otro día se me ocurrió decir a nuestro Médico de Familia que sentía ciertas molestias en la garganta. El docto discípulo de Hipócrates, en realidad excelente doctor y por añadidura amigo, me invitó a que pasara por su consulta. Más por el placer de compartir con él unos breves momentos que por necesidad de paciente, según mi supina ignorancia, acepté su invitación. El resultado no tardó en ser evidente. A las dos horas de haber llegado a la consulta, ya estaba yo en el área de Urgencias de la Residencia Sanitaria de Servicio Galego de Saúde en Orense.

El diagnóstico que realizó mi doctor amigo en el Centro de Salud de Beariz fue totalmente coincidente con el que hicieron los galenos que me sometieron a examen en las citadas instalaciones. Durante tres días fui objeto de estudio para encontrar la razón que me llevó hasta allí. No hallaron los motivos que producían mi «malestar» ni tenía sentido mi retención en las aviejadas instalaciones en las que me hallaba, con otros muchísimos más pacientes. Me recetaron algunas medicinas con pautas concretas. En espera de las reacciones que pueda tener mi organismo con las instrucciones recibidas, me mandaron a casa. Tengo que retornar dentro de unos días. Tengo que reiterar las deficientes instalaciones del edificio antiguo, totalmente obsoletas en todos los órdenes, totalmente discrepantes con el comportamiento maravilloso, altamente profesional, tanto en doctores, como enfermeras, personal auxiliar, en fin, en todos ellos solo encontré responsabilidad en sus cometidos, eficiencia en sus labores, y, sobre todo, humanidad sin límites en su trato con los pacientes. A todos ellos mi agradecimiento personal y público reconocimiento.

EL CAMINANTE: O CAMIÑO DA GEIRA E DOS ARRIEIROS PASA POR EL CENTRO DE BEARIZ.

Hoy, como CABALLERO DE LA ORDEN DEL CAMINO DE SANTIAGO y, sobre todo como bearicense, he gozado muchísimo. He compartido con ocho Peregrinos portugueses, cuatro damas y cuatro caballeros, unos momentos de gratificante placer. Es algo que acontece muchos días, pero no tengo la oportunidad como me ha sucedido hoy de vivirlo en primera persona. Helena, Lurde, Cristina y Silvia son cuatro damas del hermano y vecino Portugal y hoy van a pernoctar en nuestro pueblo. Llegan cansadas porque O CAMINHO DA GEIRA E DOS ARRIEIROS, en su decir, une a su belleza una dureza propia de un camino de peregrinación. Su cansancio no fue obvio para que las sonrisas luminosas de sus rostros bañaran de luz las calles de nuestra localidad. No fueron solamente esas encantadoras peregrinas las que nos honraron con su presencia, también llegaron del país vecino cuatro caballeros cabalgando sobre sus flacos corceles de hierro, léase bicicletas. Compartimos con ellos momentos inolvidables mientras tomaban un refrigerio y reponían energías en nuestros establecimientos.

A las esforzadas damas y a los briosos caballeros, Joaquín Rodrigues, Nuno Gonçalo, Vando Silva y Joaquín Santos, les deseamos BOM CAMINHO POR A VIDA, agradeciéndoles que hayan escogido O CAMIÑO DA GEIRA E DOS ARRIEIROS e impregnaran nuestras calles de su juvenil y alegre existencia.