LA ACTITUD DEL AVESTRUZ, MODELO PARA MUCHOS

En realidad, vivimos tiempos difíciles. Sin embargo tenemos que rendirnos a la evidencia que, no son mejores ni peores, que otros han sido. Hace más de cinco mil años que los sabios de un pueblo que mantenía el orden en gran parte del orbe, decían «El mundo está condenado a la desaparición, porque los jóvenes no escuchan a los mayores.» Han soplado muchos vientos y han llovido muchas aguas y el pensamiento de aquellos hombres, tiene, en el día de hoy, tanta vigencia como tenía en aquellos momentos. Y la siguió teniendo en todos los tiempos que han transcurrido desde allá hasta aquí. No he podido encontrar en todo lo escrito consultado,  nadie que haya tratado otro problema de plena vigencia, en el mundo en que vivimos. Ese problema consiste en esconder la cabeza para no ver nuestra propia realidad, que es, con algunas variantes, la de otros muchos compañeros de viaje, que cada día, comparten el camino con nosotros.

Es increible la cantidad de personas que, cuando se nos presenta una dificultad, en lugar de hacerle frente e intentar solucionarla, metemos la cabeza debajo de nuestra desidia o falta de arrojo y esperamos que el Simoun barra las dunas y allane las quebradas, en el desierto que en ocasiones se convierte nuestro pensar. Lo malo es que, mientras hemos tenido la cabeza enterrada en la arena, el espesor sobre ella ha aumentado considerablemente y desenterrarla supone esfuerzos muy superiores a los que teníamos que realizar en el momento que deberíamos haberlo hecho. Siempre intentamos buscar culpables, ajenos a nosotros, pero ellos se diluyen en la inconsistencia de nuestra propia invención. Al final, vuelta a empezar. Y ese regreso al comienzo, se complica con los problemas que ya teníamos y con los que han surgido en el tiempo que hemos malgastado en no solucionar lo que teníamos que haber solucionado. La mayoría de los problemas que nos agobian, no eran tales en el momento de nacer, fue nuestra propia desidia quien los dejó medrar y pasaron de ser un inicio de algo, que se pudo agostar en el acto, a convertirse en un monstruo que, con poco que nos  descuidemos, nos come y en el mejor de los casos nos crea tanta incomodidad y agobio que distorsiona nuestro vivir Seamos conscientes de nuestras dificultades e intentemos darles solución antes de que se conviertan en problemas. Y, sobre todo, seamos coherentes y reconozcamos que la vida, aún teniendo recovecos, es enormemente sencilla. No la compliquemos y vivámosla en plenitud, que es muy breve. Demasiado breve. Si te enamoras de ella, siempre te corresponde. Eso sí, es bueno no pensar más allá de donde alcanza la visión de nuestro horizonte. Buenas noches y Felices sueños..

 

LA VALENTÍA DE LOS COBARDES

Lo que voy a decir, es una perogrullada, pero no deja de ser un inicio del tema que quiero tratar en el día de hoy. Cada persona es un mundo. Más aun. Cada instante de la existencia de una persona, es un mundo. Partiendo de ese principio, es muy difícil establecer un razonamiento coherente en el comportamiento de lo seres humanos. Podría, incluso, ampliarlo a todos los seres vivos. Pero concretémosnos a los humanos, por hoy.. Hay niños que, desde su más tierna infancia, muestran ya sus tendencias, con tan nítida claridad que, haciéndoles un seguimiento y manteniendo íntegra la premisa del inicio de este escrito, con los diferentes comportamientos en el transcurso de su vivir, mantienen las tendencias mostradas en sus orígenes, siempre en la misma dirección. El grupo al que vamos a dedicar hoy nuestra atención, es el de ese niño que, sin que tenga nada que ver su capacidad de intelecto, no acaba de encajar con las actitudes de sus maestros, compañeros o entorno, en general. Esto en cualquiera de las actividades a las que se dedique. Estudio, juego o cualquiera otra situación que se cree en el ámbito colegial. Se acobarda y no se enfrenta a su realidad para hacerse entender o saber defender los derechos que él supone que le asisten. Se encierra en sí mismo y culpa a los demás de su idiotez. Cuando regresa a su casa, suelta su rabia, con el gato, con el perro, con los hermanos menores. si los tiene y hasta con los padres, si éstos son excesivamente condescendientes. Según van cumpliendo años, sus reacciones van subiendo también en calidad y cantidad, siempre en la misma dirección. Cuando llega a la edad en que solo existe su verdad, ya empieza a ser insoportable. Al pasar de los 20 años, alcanza cotas escandalosas, juzgando a profesores, compañeros, vecinos y todo bicho que se mueva. Y cuando comienza a trabajar, ya sea en un andamio en una carpintería, cafetería o en el ejercicio de una carrera media o superior cuya titulación ha conseguido a, pesar de los impedimentos que le pusieron quienes querían negársela. No hay superior, igual o subordinado que no sea un incompetente, un insoportable, un inadecuado que ocupa un puesto que no se merece ni sabe desempeñar. Pero él no tiene agallas para exponer su criterio. Duda de sí mismo. Duda de su capacidad de comunicación para convencer a unos y a otros de lo que deseara que  hicieren. Teme al fracaso. Es cobarde. Entonces llega a su casa y suelta toda su adrenalina envenenada con los suyos. Es entonces saca a relucir su cobarde valentía, ante la la tolerancia de los que le ignoran. Reniega, grita, blasfema, diciendo palabras que en público no se atreve, porque en el fondo, sabe que son denigrantes, sobre todo para quien las pronuncia. No se respeta a sí mismo. Por la misma razón que no respeta a nadie. Crea mecanismos de defensa artificiales. Es un fracasado, en toda la expresión de la palabra. Es un meandro en la desembocadura, pues no tiene capacidad para mantener su propio cauce, y tiene que esparcirse por múltiples canales porque su caudal se diluye sin coherencia sin fuerza creativa. Se pierde en la negrura de su existencia sin dejar huella de su paso por la vida. Muere.

LA PALMA DE LA MANO EN LA ESPALDA

Hay tantas maneras de andar por la vida, como personas pueblan este Planeta Tierra. Y, no solo eso, sino que cada persona acomoda su andar, según la época en que lo haga. Cuando se cumplen muchos años, no diré cuántos, cada uno tiene su propia medida, el solo hecho de vivir, supone un esfuerzo. También éste tiene muchas medidas. Degémoslo ahí. Lo cierto es que ese esfuerzo, es constante, en el mejor de los casos, con subidas, llanos y bajadas. Pero sobre todo, subidas. Casi siempre las cuestas se empinan hacia arriba. Y es entonces, precisamente entonces, cuando hace falta sentir en la espalda, la palma de una mano amiga que, no es necesario que empuje, el solo hecho de saber que está ahí, que si tienes un momento de flaqueza, si la cuesta intenta vencerte, su ayuda está presta para evitar la derrota, es suficiente para alcanzar la meta deseada.

Esa mano puede llegar de infinitas maneras. Una muy curiosa y que produce, increíblemente, los efectos deseados, es el método que utiliza uno de mis yernos. Solo tengo dos, con tres hijas. No es problema. El problema sería que tuviera cuatro, con las tres hijas. Aunque también los hay que ejercen de tales sin serlo realmente. Pero vayamos al sistema que utiliza conmigo, mi entrañable Yerno, de quien tengo que decir, con pleno conocimiento, que es un descomunal padre, excelente marido, encantador yerno y mejor persona. Mi yerno, cuando quiere ayudarme a subir al alcor, pone su mano. ¿Cómo lo hace? Convirtiéndose en mi particular Sancho Panza intelectual. Yo, empujado, seguramente, por la ignorancia, ésta es la madre de todas las osadías, o mi imaginación y fértil fantasía, tal vez con un exceso de optimismo, me enfrento a la subida sin medir mis reservas y mi yerno acude en mi auxilio haciéndome ver mi realidad, que, como es de suponer, está llena de miserias e incapacidades. Yo las intento tapar y entonces llega él y me las descubre para que las vea y no me extralimite.

¡¡Cuántas cosas se pueden descubrir en la vida con que solo le dediques un momento, parándote, en un recoveco del camino y te pongas a pensar. Eso sí, pensar con objetividad. Gracias Yerno, con mayúscula, por serme tan útil, en mis subidas hacia lo eterno.

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS

Carta que me remite un lector de UNO DE TANTOS, aunque inmerecidos, sus elogios, no por eso dejan de estimularme para seguir escribiendo y conseguir con ello, ser mejor persona. Gesto, Don Luis, que le agradezco desde lo más profundo de este usado, que no viejo, corazón. Un muy cordial saludo.

carta 1

 

carta 2

BONI, SÍ QUE SABE DE MELONES

IMG-20170916-WA0022Hoy he compartido con Bonifacio González, Boni, para los amigos, mesa sin mantel. No hace falta mantel para compartir unos buenos y sabrosos manjares con un grupo de amigos. Es cierto que los manteles marcan estilos y buenos modos, pero ambos también se pueden mantener vigentes, sobre una mesa de madera de los viejos robles gallegos, después de estar más de 100 años debajo de los rieles, aguantando el paso y el peso de centenares de trenes, cargados de mercancías y de personas. Solo hay que exigir que esté limpia, lo demás lo ponen los comensales. En una mesa de 5 metros de larga, alrededor de la que nos sentamos todos los presentes, para dar cuenta de lo que nos brindara la bella y gentil anfitriona, que celebraba el Cumple de su único hijo varón. Yo tenía, jus en fente, a mi amigo Boni. Cuando llegó el momento de los postres, alguien me lo había susurrado al oido, yo pedí que me sirvieran Melón de la denominacíón de Origen de Villaconejos, cultivado por Boni,  en sus huertos. Esto que acabo de escribir es tanto como nombrar la Biblia en casa del Sanedrín. Saborear un melón de Villaconejos, cultivado en la Vega de Abajo de Fuenntidueña de Tajo, por las manos y sabiduría de Boni, es el sumun de los placeres que un mortal puede disfrutar en este Valle de Lágrimas. Me decía él, a requerimiento  de mi interés, por saber algo más del tema.IMG-20170916-WA0021

— Mira, es muy fácil. Primero saber que la semilla, es la escogida. Después sembrarla de manera que cada mata tenga su espacio para alimentarse bien de los ingredientes que le da la tierra. Los riegos deben ajustarse a la climatología. A más calor más riegos. Sin pasarse, con el fin de que el agua no le reste dulzor al fruto. Luego el melón, tiene que dormir sobre la propia cama, que él mismo crea, con su peso natural. Para la separación de la mata, osea la corta, la debe marcar la misma cama que el melón creó durante su desarrollo. Hay un momento justo para realizar ese acto, pero ese momento solo lo conoce quien día a día vigila el desarrollo del apetitoso fruto.IMG-20170916-WA0024

Todo eso lo dice Boni con la sencillez y naturalidad de quien conoce en profundidad el tema que trata.

Ese momento preciso de la corta, es el que conoce Boni y otros esforzados criadores de tan sano y suculento alimento que hace las delicias de quien tiene la suerte de comerse una «raja» al estilo que decía mi admirado y entrañable amigo, El Tío Pedro Pajarillo. «¿Quien por dos reales, no come, bebe y se la cara»?

Gracias Boni por hacerme partícipe del placer que regala tu sabiduría como agricultor.

 

 

LA SOLEDAD DE POQUITA COSA

20170913_134155Ignoro las razones, pero se me perdió y no conseguí verla hasta, además muy lejos de Os Cotiños. La llamé, pero no me hizo caso. Esta mañana, ignoro, las razones que la condujeron a tomar es decisión, la encontré y la dirección que llevaba, era hacia mi casa.Su20170913_134947Su caminar era lento, cansino, algo triste, pensé yo. Me hice el desentendido y la dejé actuar. Me daba mucha pena verla así, tan sola, cabizbaja. Y me preguntaba dónde estarían los pretendientes que hace unos días la perseguían por todas partes. Aquellos apuestos galanes que solicitaban sus beneficios. Aquel fornido y soberbio macho que miraba a todos con aires de desafío.20170904_113853Que vigilaba sus descansos, para que nadie se le acercara, cuando ella agotada de tanto ajetreo, intentaba reponerse un poco. 20170904_114229_HDRA dónde condujeron sus pasos y abandonaron a Poquita Cosa, tan rápidamente, cuando le hacían toda clse de carantoñas, paraa ganarse su simpatía?20170904_114156_HDRIncluso, aquellos que mendigaban sus favores, cuando el musculoso protector satisfacía sus otras necesidades y abandonaba la vigilancia.? Tampoco esos dan señales de vida. Ya no sienten interés alguno por acompañar a Poquita Cosa.20170904_145255Ni ellos muestran interés alguno por aliviar la soledad de la tan deseada, hace unos días compañera de diversiones. Pero no hay mal que por bien no venga. La vi,  e hice como si no lo hubiera hecho. Llegué a mi casa y lo primero que hice fue prepararle un suculento banquete en el lugar donde comen todos los componentes de mi complejo y descontínuo Zoo. Tal como me lo supuse, sucedió. Al momento, desde mi ventana la vi llegar. Se derecha al lugar indicado, seguamente guiada por su olfato. Entre los alimentos dispuestos, había un trozo e sabrosa empanada de carne que Poquita Cosa saboreó con avidez, no exenta de placer.20170913_134648Fue para mí un placer saber que la linda perrita no había sufrido ningún percance y que, a falta de, interesadamente, amorosos canes, tien en mí un amigo que la ayudará siempre que lo necesite.20170913_134743Observé que su vientre, comienza a ser diferente de cómo era antes. Ello es muestra que en menos de tres meses Poquita Cosa va ser madre. No sé si por primera vez o ya parió anteriormente. Lo que sí haré, es seguir sus pAsos para no perder el contacto con ella y poder ayudarla cuando llegue el momento de tener que alimentar, no solo su cuerpo, sino también a sus pequeñuelos. Hoy me dio una pista que tengo que seguir. No terminó toda la empanada y un trozo se lo llevó en la boca. Debe tener una despensa en algún sitio. Localizaré el sitio, porque allí, es donde, con toda seguridad, dará continuidad al prodigioso milagro de la continuación de la vida.  Un trabajo más. 20170913_134949Pero, así es el título de mi próximo libro, MERECE LA PENA

POQUITA COSA

Hace unos días la vi por la carretera. Detuve mi coche y la llamé. Huyó a campo través. Pensé que se había escapado de alguna casa y sus dueños la estarían echando de menos. Al día siguiente la volví a encontrar por el borde de la carretera. Empecé a preocuparme. Dos días seguidos, una perrita tan pequeña, pequeña de tamaño, pero se la ve ya con dos o tres años, y vagando por la carretera, no pude por menos que enfadarme. Enfadarme con esa gente que tiene a los animales, como un capricho y cuando se hartan de ellos los abandonan en medio de una carretera, expuestos a toda clase de peligros. Intenté ganarme su confianza, llamándola, ofreciéndole un trozo de pan, pero fue inútil. Una vez más rechazó mi ofrecimiento echando a correr para alejarse de mí.  A pesar de su actitud, yo le hablé, con el fin de que se familiarizase con mi voz. Esa situación se repitió varias veces, siempre con idéntico resultado. Por si sí o por si no, en el mismo comedero donde deposito la comida para mis otros animales, pájaros, aves, gatos y demás visitantes, le puse comida por si «Poquita Cosa», así la llamo por lo pequeña que es, viene por mi casa. Y así fue, ayer la ví llevándose un buen trozo de pan, hacia algún lugar escondido, donde debe tener su despensa. Todos estos días, la veía sola, triste, vagabundeando por cualquier carretera o calle. No quise llamar a ningún lugar de acogida, porque en el tiempo en que estamos, no me dan mucha confianza, precisamente por la cantidad de trabajo que tienen. También me hacía la ilusión que alguna persona más afortunada que yo, consiguiera ganarse su confianza y adoptarla. El resultado es que Poquita Cosa, iba de un lado para otro, sola, como alma en pena. Hace tres días, la encontré de nuevo. Pero, cuál no sería mi sorpresa, cuando en vez de ir sola como siempre, ella. mi Poquita cosa, era la cabecera de una comparsa de, no menos 7 perros. Entre ellos, los había de todos los tamaños, razas y colores. Eso sí, el que iba justo detrás de ella, ignoro de qué raza, pero era el de mayor tamaño. 20170904_114156_HDREl grandullón, era el que iba continuamente olisqueando los cuartos traseros de la perrita, cuya labor no debía molestarla mucho a ella, porque se dejaba y él,  solo dejaba de acariciarla para amenazar con un gruñido o un mordisco al que iba detrás de él. Con aquellas muestras de poder, ninguno se atrevía a quebrantar el status quo de la procesión que componían todos los pretendientes que intentaban ganarse los beneficios de Poquita Cosa. Durante varios días me encontré con la comitiva. No siempre eran los mismos acompañantes, sí la disposición del tamaño. Ayer la encontré con un solo pretendiente, al que ella rechazaba con toda la violencia de que era capaz. El acosador insistía, pero ella lo rechazaba mordiéndole y rechazándolo con todo el coraje posible. 20170904_114242_HDRHoy la volví a encontrar, otra vez sola, triste, amedrentada, huidiza, derrotada. Saqué del frigo algo que pueda apetecerle, pero me da miedo que vengan los otros visitantes y se lo coman, por lo que llevo casi todo el día haciendo guardia y…Perdón, ahí llega. Me retiro antes de que me vea para que no se asuste. Doy la vuelta a la casa y ya estoy en la ventana para observarla. Se está acercando con mucha cautela. Tiene miedo. Mira para todas partes. Da un pasito y se para a observar. El olor de la comida la estimula y levanta la cabeza hacia la pila donde se la pongo. Avanza hasta donde está lo que le dejé. Come unos bocados con ansia. El trozo grande, lo coge entre sus dientes y se lo lleva. De nuevo, lo mismo que hizo con el pan, el otro día, hoy lo hace con la carne. Se ve que es previsora, para cuando vengan tiempos de vacas flacas.20170904_114229_HDR

Algún día me gustaría preguntarle, qué fue de tantos admiradores como tuvo esos cuatro o cinco días que no la dejaban en paz. Ahora, de nuevo, cabizbaja, triste, acompañada únicamente de su soledad. ¡¡¡Animo Poquita Cosa!!! Dentro de tres meses veremos una nueva vida y no te preocupes, Tampoco los lirios del campo ni las avecillas del cielo, siembran y El los provee.

PERO MAMÁ ¿TU QUÉ ESPERAS?

Hace unos momentos que regresé de un acto religioso celebrado en honor a tu persona. Sí, querido Dani. Un acto religioso, que en nuestro lenguaje popular, llamamos Cabo de Año. Osea que hace un año que tú nos dejaste físicamente, porque tú, amigo del alma, no nos dejarás jamás. El acto fue multitudinario, tanto por el respeto a tu familia, como por el Protagonista que lo propiciaba, que no es otro que tu mismo. Muchas, muchísimas personas asistimos al evento en la Iglesia Parroquial de Santa María de Beariz. Cuando los sacerdotes celebrantes dieron por terminado el acto Litúrgico, subió al Altar tu Papá para leer unas líneas en las que se hacía un sucinto relato de tu vida, sobre todo de la etapa dura de tu enfermedad. Tu Papá hizo la lectura, del emotivo texto, con mucha entereza y, como digo, relató algunas de tus reflexiones en el periodo de convalecencia. Se hacía eco de tu coraje ante la adversidad, donde demostraste, a pesar de tu insultante juventud, gala de un espíritu luchador, nada común. Pero no voy incidir más en el tema, ya que tú y yo lo tratamos todos los días en nuestras particulares conversaciones. Solo recordaré una frase que le dijiste a tu queridísima madre, un día que ella te hizo una reflexión, que debía ir en la dirección de que tus progresos en la mejoría no eran muy notables y tú le dijiste textualmente «¿Mamá, pero tú esperabas otra cosa? ¿Qué esperas?. Aún tardó más de 7 meses en llegar el momento fatal y tú, repito, con una entereza que te cataloga como un hombre de pies a cabeza, ya le decías a tu Madre, que solo había que esperar lo irremediable. Y lo hacías así, como lo hacen los grandes personajes, a pecho descubierto y sin lamentaciones ni eufemismos que a nada conducen, sino a demostrar las debilidades humanas que solo producen daño a quien las dice y a quien las escucha. Lección de Maestro, querido y joven Amigo. No te voy a decir más en la noche de hoy. Ya nos iremos contando nuestras cuitas al igual que lo hacemos todos los días cuando juntos recorremos las sendas, los caminos, veredas y trochas que tanto abundan por nuestro querido Beariz.  No me canso de repetírtelo, entrañable Dani, el ejemplo que eres para mí. Cuando algún problemilla me barrena la cabeza, recuerdo tu férrea voluntad e inmediatamente me siento liberado. Un fuerte abrazo y un ruego tan sincero como profundo, no dejes de recomendarme al Buen Dios, porque un Valedor como tú, es la mejor recomendación para llegar a la Luz.

Posdata. Tuve que cambiar de marca de Cayenas, porque, realmente, como tú muy bien decías, las gambas al ajillo, con aquellas que usábamos, no picaban nada.

Hasta siempre Campeón. Un fuerte abrazo.

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