ABORTO DE ATERRIZAJE

Nunca me he distinguido por mi prudencia en los pronunciamientos y mucho menos sin arriegar en el anticipo de noticias. En esta ocasión, tal vez fruto de la ilusión que me hacía que fuera realidad, no dije nada. Hoy os lo confesaré. El próximo lunes día 1 de Agosto, era el día señalado para que UNO DE TANTOS aterrizara en nuestroas manos. O como esta tarde me decía una señora, la Comadrona pusiera en mis brazos a mi querido hijo. Pero el aterrizaje sufrió un aborto. Así se define un intento de  aterizaje que no se consuma, por algún inconveniente que se preenta a última hora. Confío que unas vueltas sobre la pista y mi libro, UNO DE TANTOS se presente en sociedad o sea que aterrice. Espero que sea, en todo caso, durante el transcurso de la próxima semana. Lo deseo de todo corazón. Gracias por vuestra paciencia.

AFRONTAR EL RIESGO ES VALENTIA INSTALARSE EN ÉL ES SUICIDIO

Hace unos días advertí a mi amigo Pico Amarillo, que él y su prole se comportaban de una forma nada coherente. Se estaban exponiendo demasiado, sin necesidad. En estos momentos tienen alimento por doquier. Ya no me refiero a su despensa particular, en la ventana de casa,  además hay frutos y bayas por todas partes y de la más variada calidad. A pesar de mis adevertencias, le buscaban las vueltas al dueño del cerezo, para dejarle sin fruto en el árbol. Y lo peor es que no solo lo hacían en el huerto de Severino, que, fiel a la promesa que me hizo, guardó la escopetilla de balines y se conformó con las cerezas que yo le llevé. Otros dueños de árboles frutales fueron menos benévolos y las consecuencias fueron fatales.20160727_131640.jpgUno de lo hijitos de Pico Amarillo, lo encontré esta mañana en el camino que bordea uno de los huertos en el que hay algunos árboles frutales. Lo reconocí al instante, porque varias veces, cuando venía a la ventana a tomar su ración de grano, aadvertí que le faltaba una de las plumas primarias del ala izquierda. Cualquier majarillo muerto violentamente me produce mucha pena, pero, si además es hijo d.e Pico Amarillo, el dolor es mucho myor. Lo recogí y lo emterré detrás de casa.

Los riesgos, lo mismo que las improvisaciones, hay que realizarlos, pero siempre cuando están profundamente estudiados y calibrados y solo, si son inevitables.

 

 

CANARIAS ES BELLA SOBRE TODO POR SUS GENTES

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Hay quien lo dice y muchas veces lo he sufrido en mis propias carnes, que las esperas en los Aeropuertos son insoportables. Hoy tengo la obligación de hacer una pequeña, pero rotunda salvedad. Las esperas son aburridas y anodinas porque las personas hacemos que así sean. Intentaré razonar mi antagónica afirmación. Normalmente las esperas son, verdaderamente aburridas. Ya lo dice el adagio popular :»Esperar y no venir- querer a quien no me quiera- Acostarse y no dormir- ¿Cual será la mayor pena? No, no voy en contra de la sabia corriente del pueblo, sin embargo datos tengo y muchos, que avalan mi teoría sobre la manera de hacer menos tediosos esos momentos en las salas de espera.Echándole un poco de comedida y educada osadía, me he fotografiado con bellas azafatas. Hice entrevistas para un hipotético periódico, a futuras reinas de la belleza de ciudades, regiones o naciones. Etc. etc.. El caso que nos ocupa, no se parece en nada a ninguno de los enumerados. Al banco en el que yo me hallaba escribiendo algo para aprovechar el tiempo, ese tesoro que nos pertenece y que tan mal gastamos, se acercaron dos señores, cargados con lo que, en apariencia, eran instrumentos musicales. Aparté mi mochila para que tomaran asiento e inmediatamente, con educación, pregunté si eran músicos. Ellos contestaron muy educadamente con alguna frase un tanto ambigua. Pero lo importante estaba conseguido. Se había entablado una conversación entre tres personas que hacía unos momentos, en lo que a mí respeta, me eran desconocidas. El resultado es que Neris, así se llamaba el señor del bigote, desenfundó su acordeón y comenzó a interpretar una canción canaria. Lo hacía con tanta sabiduría y ternura que yo, no tuve por menos que decirle que a mí me daba la sensación de que, en lugar de comprimir las teclas de su instrumento, las acariciaba. De ahí que sonaran tan bien. Le gustó mi reconocimiento.  Nos volvimos a encontrar en diferentes lugares. Se estableció una coriente de simpatía que nos permitió compartir momentos muy agradables. Alvaro, el compañero de Neris, dejó su proverbial seridad y participó en nuestras reuniones, haciéndolas aún más amenas. Conocí un poco mejor el carácter canario y a mi buen concepto sobre ellos, le añadí unos cuantos enteros. Sana y buena gente los habitantes de las, con pleno derecho, llamadas Islas Afortunadas. Por ellas mismas y, sobre todo, por las personas que las pueblan

A LA PROCURA DEL ABRAZO DEL PADRE

              wp-image-307319011jpg.jpeg Desde hace años, muchos años, alimento una ilusión. Hoy inicio un viaje para hacerla realidad. No sé cuándo ni quién me lo regaló. Lo cierto es que un día, rebuscando entre mis libros, me llamó la atención un título: La vuelta del Hijo Pródigo de Henri J.M. Newen  Lo desperté de su letargo y leí dos líneas. Fue suficiente. Cuando, siendo niño, leía la Biblia, siempre le dedicaba unos momentos a la Parábola del Hijo Pródigo. Las travesuras que eran casi continuas en mi niñez, me identificaban un poco con el hijo rebelde de aquel buen hombre que solo entendía el lenguaje del amor y del perdón. Tal cual hacían mis padres con mis pequeñas trastadas. Una pequeña reprimenda, un buen consejo y una promesa de no volver a repetir lo hecho. Promesa que duraba, justamente lo que tardaba en tener la mínima ocasión de romperla. Aquel libro que rescaté del limbo de los ignorados, contaba, precisamente, eso, lo maravilloso que es el amor y el prodigio de su existencia. En la portada estaba el cuadro pintado por Rembrand. El autor del libro, el Rdo Henri J. M. Newen, holandés como el autor, de pronto se topa con el Cuadro  del lienzo, cuenta su visita al Hermtage. Todo lo que estaba viendo, le producía la lógica admiración que despiertan las pinturas de Ticiano, Vangot, Rubens y todos los Maestros que en la grandiosa Pinacoteca, exponen los irrepetibles Artistas que en el mundo han sido. Pero,  de pronto se halla con el cuadro que,  en los últimos años de su vida, el controvertido Maestro de las luces y sombras, realizó. El Rdo, no siguió caminando. Como si hubieran clavado sus pies al firme y polícromo losado del Museo, Fulano de tal se quedó fascinado ante tanto mensaje de amor y ternura, había reflejado en aquel lienzo, con tonos que solo una mente privilegiada fue capaz de elegir y fijar en una tela, para que gentes afortunadas, en el devenir de los tiempos, pudieran disfrutar contemplando. Leí aquel libro, que hasta entonces no se me ocurrió sacarlo de los estantes. Lo  leí con total fruición y lo convertí en mi libro de cabecera. Cuanto más lo leía, más contenido le encontraba al tema que desarrollaba. Me parecía mentira haber ignorado por tantos años aquellas páginas que ahora, en desagravio, leí una y  muchas veces, y, en ninguna de las ocasiones que lo  releí, dejé de encontrar más mensajes que me llevaban a respetar, admirar y querer, al Padre tierno que volcaba su infinito amor llenando el corazón vacío del Pródigo Hijo que dilapidó su herencia, arrojando lejos de sí los afectos que tan generosamente habían depositado en sus arcanos, los autores de sus días.

Años pasaron sin que pudiera hacer realidad la ilusión de presentarme en el Palacio que la Emperatriz Catalina II La Grande mandó construir para albergar las Pinturas de los mejores artistas conocidos. Y una vez allí,  mirarle a los ojos a tan generoso Padre y contemplar cómo vuelve a llenarse de amor el desnudo y disipado corazón de un joven que, a pesar de su actitud, nunca perdió la perspectiva de dónde podía recobrar el lugar en el que le estaba esperando el amor que ahora  tanto necesitaba.

LOS CAPRICHOS PUEDEN COSTAR CAROS

Ignoro las causas, pero este año, al contrario que el pasado, la fruta no ha cuajado como era de esperar. No hubo inclemencias del tiempo que motivaran razones suficientes para que los árboles frutales que llegaron a estar muy poblados de flores, no dieran, apenas frutos. De ahí que la poca que hay, cada uno la cuida con un esmero exquisito. Es el caso de mi vecino Severino que tiene un cerezo que da unas cerezas muy sabrosas pero este año apenas tiene. En varias ocasiones vi cómo Pico Amarillo, acompañado de su compañera y seguido de toda su prole, se posaban en el cerezo de ´Severino con aviesas intenciones. Mi vecino, que está esperando que el fruto esté a punto, se da cuenta de la invasión de los parajarillos y los espanta con aspavientos y gritos para que se vayan. Pero al momento están de vuelta. Harto Severino del poco caso que le hacen los golosos pajarillos, agarró su escopeta de aire comprimido y se apostó detrás de un rosal que hay al lado del cerezo que atacan Pico Amarillo y su gente. La intención del dueño del cerezo, se ve bien a las claras, cuál es. Y no dudo que la hubiera llevado a la práctica si, con un oportunismo nada buscado, yo no hubiera aparecido por allí. Cuando Severino me vió, bajó el arma y me dijo con aire muy enfadado, que los dichosos pájaros le estaban dejando el árbol sin una cereza, estando como estaban aún, sin madurar.. Que estaba dispuesto a todo. Con una sabiduría, en nada emanada de mi cerebro, sino del Seráfico Francuisco de Asís, Hermano de todos los animales, hasta del lobo, convencí a mi buen vecino quue tuviera paciencia. Que yo le regalaría un par de kilos de picotas, que eran muchas más que las que podía dar su esquilamdo cerezo. Me costó algo más de tiempo convencerlo, pero al fin guardó su escopetilla de aire comprimido y mis amigos podrán seguir comiendo las cerezas del vecino. Ellos nunca sabrán que su trino en el crudo invierno, desde lo alto del roble y sus continuas visitas al comedero de la ventana, dando sentido a momentos de mi soledad y otras cosas lindas que me regalan, hoy han  tenido una compensación evitando algo irremediable, por parte de un vecino ofendido. La vida, sin saberlo muchas veces, es un continuo toma y daca.

TIEMPOS DE VACAS GORDAS

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Papo Rubio y Pico Amarillo, al igual que sus familias, siguen acudiendo al pesebre que tienen en la ventana. Estos días que me ausenté de Os Cotiños, no han tenido ninguna consecuencia. En otras ocasiones cuando me ausentaba, al regreso me ganaba los malos modos, por dejarlos abandonados. En esta ocasión, como dejé el pesebre lleno, sobrado para los días que estuviera fuera, nada de nada. Además, en la época  que nos encontramos, con abundancia de frambuesas, grosellas, cerezas y otros frutos, propios del verano, a su pesebre casero, vienen para no perder la costumbre y como queriendo demostrar que esa comida les pertenece y la van dosificando, pero haciendo el mayor gasto de la otra que si no la aprovechan, otros colegas se la comen. La verdad es que me ha dado mucha alegría verlos otra vez aunque, como digo, la mayor provisión de alimento, lo hacen fuera de mi vista. Sorpresivamente encontré a Pico Amarillo deleitándose comiendo frambuesas en el huerto de una vecina. Me miró y en su mirada aprecié una sonrisa de complicidad. Allí lo dejé y él agradeció mi gesto. La familia Papo Rubio viene menos y apenas los veo.

ONCE DAMAS CON ANGEL

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En los relatos que escribiré estos días, voy a ser un poco anárquico en lo que a fechas y aconteceres se refiere. Ello no obsta para que todo lo que intente contar, tenga una correlacción que los identique.

Una vez más pido disculpas por haber hecho navegar en barco, la fotografía. Yo lo hice en avión y por ese motivo, ella llegó un poco más tarde. Pero, como dijo el arriero:…….Lo importante es llegar

Después de un viaje con muy pocas incidencias, el Avión que nos trasladó desde Barajas a Helsinki, tomó tierra de manera magistral. Como mandan los cánones más ortodoxos, aterrizó,  tocando pista, con los tres puntos de apoyo a la vez. Osea, todas las ruedas del tren de aterrizaje se apoyaron, al mismo tiempo, sobre la pista de recepción. Como es habitual, el pasaje obsequió, al hábil Comandante, con una cerrada y merecida ovación. Es el momento que aprovechan las personas que realizan el vuelo, para mostrar su satisfacción, el placer de abandonar un lugar que le merece poca o ninguna confianza. Sobre todo por el desconocimiento que se tiene de tal medio de transporte. Está ampliamente contrastado que es el más seguro y el que tiene menos incidencias negativas.

Ya en las instalaciones portuarias, en uno de los momentos, me encontré de frente con una joven dama que, al cederle el paso me regaló una bella y luminosa sonrisa. Gesto que agradecí como se merecía. Mi reconocimiento no le fue ajeno a la simpática señora que me reiteró su agradecimiento de forma más expresiva. Una vez cumplimentados los incómodos trámites aduaneros, en autobuses nos trasladaron al puerto marítimo de la Capital Finlandesa,  donde nos esperaba el buque Monarch  en el que navegaríamos hasta San Petersburgo. Ya en el confortable barco, volví a encontrar, en una de sus instalaciones, la Dama de la Bella Sonrisa, pero esta vez, ya no iba sola, sino que  formaba parte de un grupo de jóvenes señoras que hablaban y reían, llenando de vitalidad los ambientes por donde discurrían. De alguna manera con estos encuentros, fortuitos siempre, se fue cimentando una incipiente amistad que se hizo extensiva a  todo el grupo. En un barco, por grande que éste sea, no es difícil encontrarse las mismas personas, en cuanto se muevan un poco por sus instalaciones. Su jovialidad, sus ganas de pasárselo bien y su desbordante simpatía, las encantadoras damas esparcían vida por donde quiera que pasaran. Casi siempre iban juntas y de la misma forma participaban en la vida activa del Crucero. Para mi placer, en el comedor,  coincidimos en mesas contiguas y ello contribuía a que nuestra comunicación fuera más fluida. Una anécdota simpática, sobre todo por el sentido de humor, que demostraron  las jóvenes, lo produjo el hecho de que, un señor que ocupaba en el refectorio la mesa de al lado, al levantarse de su asiento, chocó con un camarero que, en esos instantes, les  servía unas copas de cava. El sabroso líquido, en vez de ir a donde estaba destinado, cayó en los vestidos de dos de nuestras encantadoras viajeras. Era cena de gala. Vestían con sus mejores prendas. Ningún gesto agrio ante el imprevisto incidente. Todo lo contrario. Risas, alegría y amables disculpas al compungido camarero que ninguna culpa tuvo en el incidente. No así el anónimo protagonista del acto, quien, sin disculparse de forma alguna, por el desaguisado producido, se fue a donde tenía pensado hacerlo, sin, ni siquiera, entonar un sencillo “Usted perdone”. Como diría el torero “Hay gente pa to”

Compartí, con el alegre grupo, momentos muy simpáticos. Bailamos juntos en la pista. Departimos en el comedor. Tomamos unos tragos en diferentes barras. Visitamos lugares paradigmáticos en nuestras excursiones y en donde quiera que nos cruzásemos, siempre afloraba una sonrisa a sus bellos y luminosos rostros.

Si yo tuviera un mínimo de capacidad para decidir algo en Orihuela, lo primero que haría es nombrar, por orden alfa´betico a Antonia, Asun, Eloisa, Inma, Joaquina, Judhi,  Liberia, Marga, María Dolores, María Jesús y Victoria como abanderadas de la simpatía y de las ganas de vivir que derrochan laas once hijas de tan bella localidad Mediterránea.

Desde este rincón muy amado de mi verde tierra gallega, os mando queridas Oriolanas mi reconocimiento, mi agradecimiento, mi simpatía, mi cariño y el firme deseo de que el Dios, en el que creo, os colme a todas y también a vuestros seres queridos, de toda clase de bendiciones. Mientras este viejo corazón, que cada día se enamora más de la vida y de todo lo bello que en ella hay, os tiene reservado uno de sus más íntimos rincones que, por derecho, ya os pertenece.

FUE MUY BELLO MIENTRAS DURÓ

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       Eso es lo que diría alguien que cifrara su exuistencia, en los ojos de la cara. Afortunadamente la mujer y el hombre, son pseedores de un mirar que perdura, en la mirada del recuerdo, esa  «Nuve,» como diría un  experto en las técnicas modernas, donde se guardan los fotogramas y textos de momentos compartidos, que llenaron nuestras retinas y nuestros corazones. Quiero en estas breves líneas, anticiparos la próxima llegada de instantes  vividos y que afianzan, aún más,  mis pensamientos en lo que creo y respeto. ¡¡¡Qué bello es vivir!!! Siempre  estuve enamorado de la vida, y cada día lo estoy más.Las vivencias de todo tipo que relataré en los días sucesivos, intentarán, torpemente, reflejar esos porqués.Os quiero, a los de siempre y a los que habeis llegado ahora a este viejo, arrugado y sobre todo, hambriento corazón.

HOY HE VUELTO ALLÍ

Crreo que los niños del siglo XXI, ni son más inteligentes, ni más listos, ni más espabilados que lo eran los nacidos en el primer tercio del siglo XX, a cuyo grupo pertenezco. También es cierto que los comportamientos de unos y de otros no tienen nada en común. Las razones son obvias. Ahora se les bombardea con toda clase de informaciones. Antes solo funcionaba el boca a boca vecinal.  ¿Mejores? ¿Peores? Ni lo uno ni lo otro. Sencillamente diferentes. Y eso no solo ocurre con los niños sino con los que ya éramos y son algo más que niños.

Hoy, cuando salí a dar mi acostumbrada caminata, me desvié un poco y por un monte, casi inacesible llegué a un lugar donde hace muchos años se extrajo pizarra y al paralizar la explotación quedó una oquedad que utilizábamos los muchachos para guarecernos del frío o simplemente como lugar curioso para meternos allí cuando llevaábamos el ganado a pastar por las proximidades.

Era el verano de 1954. Había terminado los estudios y disfrutaba de las vacaiones veraniegas en mi pueblo, Beariz. Una tarde conocí a una jovencita muy linda que otros años no había visto. Era forastera. Llevaba en la aldea unos meses. Nos presentaron. Hablamos y acordamos ir al día siguiente con el ganado. Decidimos que fuera para las Mamoas. Esa zona, de uno de los montes donde se apacentaba al ganado se denominaba así, Las Mamoas porque allí existen cinco túmulos funerarios que tienen forma de «Mamoas» Entre las «Mamoas» está la depresión que mencionaba al principio, vestigio de la vieja cantera abandonada.  Yo me ofrecí a llevar las vacas y las tres o cuatro ovejas que había en la casa, llevar el ganado para el monte  La solicitud fue aceptada con mucho gusto, no exenta de una buena dósis de sorpresa por mi voluntarioso y no muy nhabitual ofrecimiento. El caso es que a la hora convenida, Carmiña, así se llamba familiarmente la joven y yo nos encontramos en el sitio convenido. Eran ls primeras horas del día. La mañana estaba serena. El gando pacía tranquilamente y nosotros nos metimos en el hueco de la antigua cantera. Nos sentamos el uno junto al otro. Ella me preguntaba cosas sobre la Capital. Yo, a la vez lo hacía sobre sus actividades en la aldea. En fin, lo normal entre dos jóvenes que desean conocerse mejor. Al rato de estar charalando, Carmiña se acercó más a mí, rozándome con su cuerpo y haciéndome preguntas con cierto sesgo, para mí muy novedoso.  No conforme con mi actitud, abrió una bolsa de tela que llevaba, en aquel entonces aún no se conocían las bolsas de plástico, y comenzó a sacar fotografías de su familia. Había fotos de sus padres, de sus hermanos, de ella misma. A la vez que me las mostraba, se pegaba más a mí. Cuando ya había sacado bastantes fotografías de la familia, comenzó a mostrarme otras de sí misma, en traje de baño. Ponía mucho énfasis en la calidad del bañador y lo bien que se ajustaba a su cuerpo, en especial a los pechos. Cuando eso decía, cási se ponía frente a mí rozándome con sus senos. Yo asentía coincidiendo con ella en lo bien que le quedaba la refrescante prenda. Viendo fotos y haciendo comentarios, pasamos la mañana, olvidándonos de nuestra misión más importante: cuidar el ganado. Cuando salimos del hueco, no encontramos ni vacas ni ovejas por ninguna parte. Los animales espantados por las moscas y los tábanos que al requerimiento del calor veraniego buscan refrescarse chupando la sangre a los animales que se lo permiten, las hicieron salir corriendo buscando refugio sabe Dios dónde. Entre la maleza de los montes o en las cuadras. Carmiña debió quedar decepcionada totalmente pensando de mí que, adem´s de tonto, era una auténtica calamidad, no sabiendo interpretar los clarísimos mensajes que me remitía de forma tan clarividente. La clarividencia, la vi después, con los años. Y es que yo siempre fui un poco ……..También es cierto que para entonces, aún no había conocido mujer, a pesaar de mis casi 18 años. ¡¡Qué diferencia de aquellos tiempos a estos que vivimos!! Pero, a decir verdad, hoy es el día que siento un poco de pena de mí mismo. Pero solo un poco, porque ser honesto con las propias convicciones, te da un plus de bienestar que, en muchas ocasiones compensa de todo lo demás.

¿El ganado? Mucho más coherente que sus jóvenes dueños, se refugiaron en sus cuadras, viniéndose para la casa. Capítulo aprte merece el comentario de mis padres, por lo que a mí atañe. Otro tanto me supongo que le sucedería a ella. Y lo peor, yendo al pragmatismo que debía imperar en sus mentes, sobre todo en la de Carmiña, el tiempo perdido por el tonto del estudiantillo capitalino que de estudios y de capital, mucho, pero del conocimiento femenino, SUSPENSO. Honestamente, lo recuerdo sin resabios. ¿Lo volvería a repetir?……..

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A LA BÚSQUEDA DEL TESORO

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Para lo que intento narrar, es necesario hacer un poco de historia. En el Ayuntamiento donde resido, tenemos un aerodromo para aviones utilizados para extinguir posibles incendios. Este aerodromo su utiliza, como es fácil de en tender, en época de estiaje. La escuadrilla, normalmente, la componen cinco aviones con sus respectivos pilotos. En esas labores hubo varios accidentes en los que perdieron la vida dos de los hombres que pilotaban las pequeñas y prácticas naves. En las proximidades del polideportivo que hay en el Municipio colocamos dos monolitos en recuerdos de los esforzados profesionales que perdieron la vida intentando que el fuego no convirtiera en un erial calcinado nuestros montes. Estoos bellos y variopintos montes de Beariz.20160703_214857.jpg

Personalmente me he trazado una norma de comportamiento que consiste en ir cada día al lugar donde está el sencillo monumento. Les dedico un recuerdo, a la vez que rezo unas oraciones y continuo mi camino. Por razones que sería prolijo explicar, los monolitos se trasladaron unos metros de su posición original. Hoy cuando hacía mi cotidiano caminar, me encontré al lado de las voluminosas piedras, dos personas, que parecían buscar alguna cosa. Un joven, ya avanzadito como tal y un poquito pasado de peso y una jovencita bellísima. Entablamos conversación. La razón de estar allí, no era otra que la pertenencia a un grupo que juegan al divertido método de esconder algún objeto en sitios desconocidos y luego dar unas pistas para proceder a su localización. Instructiva y divertida manera de conocer parajes curiosos que de otra manera pasarían desapercibidos. Por su simpática actitud y por el aire de jovialidad que transmitían, y, todo hay que decirlo, por permanecer un poco más, cerca de aquella joven y bella dama, me ofrecí para ayudarles. En efecto. Ni debajo, ni en los alrededores del monumento  encontraron nada. Cuando y conocí en qué consistía el juego, les pregunté de cuándo databa el mensaje que les servía de orientación. Al comprobar que era de una fecha anterior al traslado del monumento, llevé a los simpáticos buscadores del Tesoro, al lugar donde estaban anteriormente las grandes piedras. Y, en efecto, allí estaba la cajita que guardaba en su interior los mensajes y los elementos que la identificaban. Cumplimentaron los extremos pertinentes y la dipar pareja, Juan José y Alba, así dijeron llamarse, siguió ruta, ilusionados por el hallazgo y yo contento por haber contribuido con mi humilde aportación a que así fuera. Cosas sencillas que van conformndo una vida. Las cosas importantes quedan para las gentes importantes. Hay muy pocas.