
Este viaje a la capital del Reino tenía varios objetivos, cada uno por sí solo ya lo ameritaba. El primero era visitar a un amigo. Un entrañable amigo que desde hace treinta años es mi icono. Cuando en mi caminar por la vida la cuesta se me empina me acuerdo de él y las cuestas arriba se me vuelven cuestas abajo. Él no es otro que Justo Pérez París. Justo padece ELA (Esclerósis Lateral Amiotrófica) desde hace cerca de cuarenta años. Cuando la terrible enfermedad llegó a su cuerpo para quedarse, era un joven empleado de Telefónica. En cuanto se vio obligado a dejar su trabajo buscó una razón de ser para dar sentido a su vida. Lo encontró en la creación de una revista, ENCOMIENDA MAYOR DE CASTILLA. Cada mes sacan a la calle más de 500ejemplares en color y totalmente gratuita. Se sostiene con anuncios publicitarios. Aún hoy sigue dirigiéndola con todos los impedimentos que le aquejan. Sin tener Justo, ningún movimiento con sus miembros, la tiene que editar solo con uno de sus párpados. La revista consta de más de setenta páginas, en estos momentos en Digital. Para cuidarle está la entrañable Fini, su esposa, quien, por todos los esfuerzos realizados para moverlo tiene su columna sumamente lesionada. Cuenta en la publicación de la revista con el apoyo impagable de su hijo José Julián. Solo Stephen William Hawking conseguía ganarle en tiempo de soportar la terrible enfermedad hasta que nos dejó el catorce de marzo del 2018 al cumplir setenta y seis años. Hoy Justo es el más longevo sufriendo la odiosa enfermedad.