
Lo tengo escrito en todos los tiempos del verbo. Justo Pérez París es un hombre que con una infinita carga de querer vivir, por su parte, y con otra no menos valiosa en calidad y cantidad, de amor por parte de los suyos, se convirtió en el icono de muchas personas. Es mi referente, es el ejemplo que me estimula, es un ser maravilloso que por respeto, el respeto es la parcela donde se siembra la semilla que produce el amor, que por respeto, digo, se ganó el amor de una mujer maravillosa, Fini, que supo entregar su vida por él. Hoy deseo ser muy breve. Solo quiero dejar constancia de que Villarejo de Salvanés tiene una gran deuda con el vecino que, no solo eclipsó a Jeromín, hizo muchísimo más por Villarejo que el hermano bastardo de Felipe II, sino que lo convirtió, en muchos momentos, en compañero de andanzas para conseguir que su pueblo sea un lugar digno de estudio y admiración. Esa deuda no es otra que, más pronto que tarde, en el noble pueblo de Villarejo haya una calle o una plaza que recuerde a todos los que por allí pasaren, sepan que JUSTO PÉREZ PARÍS no solo fundó una magnífica revista, ENCOMIENDA MAYOR DE CASTILLA, la dirigió y la dirige, para eso realizó una magnífica siembra en sus hijos, con certeza que la mantendrán viva durante mucho tiempo. Hablaré y escribiré mucho sobre el hombre que tengo como referente y modelo de lucha contra la adversidad. Es un ejemplo para todos. Mi dolor y mi cariño se unen al de los suyos. Siempre estaré con vosotros.