
Hubo una etapa en mi vida en que me hicieron ofertas de toda índole. Algunas muy peregrinas. Entre ellas figuraba la de convertirme en alcalde: Agradecí todas y seguí mi camino por donde el destino me lo había marcado. La verdad es que no me arrepiento. Viene mi reflexión dada por una serie de vivencias que estoy teniendo este año, por cierto, nada agradables. Del circulo de mi amistad he tenido que acompañar en su último viaje a cuatro alcaldes. Algunos ya no ejercían como primeros ediles de su Municipio. Otros aún estaban en activo. Todos ellos con menos años que yo. Hace unos momentos regresé de expresarle un «hasta luego» al último de ellos: Don Senén Pousa Soto, Alcalde bastantes años del Concello de Beade. Es Senén, las personas como él nunca mueren, siguen viviendo en nuestras mentes y en nuestros corazones, un hombre honrado, franco, frontal, sin pelos en la lengua, como vulgarmente se dice. Dedicó la mayor parte de su vida al servicio de su pueblo y éste le correspondió hoy expresándole su admiración y agradecimiento, abarrotando la iglesia, todo el entorno de la misma y los aledaños del cementerio. En todos los rostros se mostraba la emoción sentida desde la profundidad de los corazones. Que el Buen Padre, querido Senén, te envuelva con su manto y te regale el descanso del que poco disfrutaste aquí abajo por darte siempre a los demás. Hasta siempre querido amigo.