
Después de participar en la Sagrada Eucaristía, no hay nada mejor que celebrar la fiesta de nuestro Santo Patrón, el Hijo del Trueno que nos visitó en vida y se enamoró de esta bendita tierra. Tal fue su amor por Galicia que terminó eligiéndola para permanecer en ella hasta el fin de los tiempos.

Lo cierto es que lo uno y lo otro se conjugan y ambos en armónica y polícroma paleta embriagan los sentidos a quienes se le brinda la fortuna de contemplarlos. Así es la tierra que el Apóstol Santiago, pariente de Jesús hizo suya y en ella decidió hacerse eterno.