" No hay nada tan importante como la importancia de no haber nada importante" by José Balboa Rodríguez, escritor ourensano.
EL OTOÑO PREPARA SUS PINCELES Y SU PALETA
Viene despacio. Este año el Otoño, llega perezoso. Incluso, llevando más de un mes caminando, aún no ha sacado ni su paleta ni sus pinceles de la caja. Es el paisaje quien le recuerda que tiene que mudar el traje para visitar al invierno, pero él, ni caso le hace. Hasta yo. Hoy, invitándolo a mi casa, encendí el hogar, por si viendo salir el humo de la chimenea, se anima y acelera un poco el paso. Ni por esas. No, no estoy ansioso porque llegue, estoy asustado porque no viene. Los colores con que él pinta el paisaje, deberían seguir el proceso natural. Al igual que a las personas, al paisaje se le transforme el color por el procedimiento natural. Que el verde se convierta dorado, lo mismo que mi cabello negro a dorado antes de convertirse en una auténtica escarcha en noche gélida de Enero. Tengo miedo, tengo miedo a los fuegos que aún pueden venir a vestir de luto nuestros incomparables paisajes Dicen que la Naturaleza es sabia, a veces uno tiene que dudarlo. También puede ser que la maldad y el poder destructivo del hombre sean más poderosas que la sabiduría de lo que siempre hemos admirado y creido. Muchísimas veces he repetido, ante quien lo ponía en duda, que en Galicia llueve siempre que se necesita. Se me duerme el argumento y pierdo hasta la fe en mis aseveraciones. El que sigue su proceso es mi vida. Por alguna razón nací recién estrenado el Otoño y mi devenir se va ajustando a los tiempos. A la imagen me remito. Mi hermana nació un poco antes.Ella fue la que me acunó en mis primeros años. Me enseñó a caminar los primeros pasos y, son su admirable creatividad, me enseñó a soñar despierto. Ahora, cuando la acaricio y la beso, le dice a quien la escuche y si no hay nadie, se lo dice a sí misma: «Que señor más bueno» Me desgarra el alma. Si le pido un beso me lo regala, no me lo da. Yo quisiera que me riñera, que me abrazara, que me besara, que me pidiera cosas como lo hacía en mi niñez. Ahora solo me mira, pero no me ve. Eso sí, el amor que le tengo, no merma, pero tampoco encuentra destino. Va y no llega. Regresa al recuerdoMe dejo ir y lo que contempla mi vista es bello. Nadie lo duda. Pero algo se descoloca. No es lo que procede. ¡Que no es lo que procede! Y ¿Qién soy yo para decir lo que sí o no procede a la Madre Naturaleza? Cierro los ojos y me abandono. Será la manera de no pensar lo que no debo. Solo una aclaración antes de cerrar los ojos. Las fotografías son de hoy.