No importa el lugar ni el momento. Lo que importa es aquello que nos define como individuos coherentes. Llego a la paradisíaca Isla pletórico de proyectos. Todos sencillos. Ellos son los que conforman mi vivir. Los grandes están reservados para gentes importantes. Dentro de su sencillez, mis proyectos, son míos y no transcienden los límites de lo cotidiano. Dos amigos, Celia y Toni, me esperan. Llegar y besar el Santo. Tarde gélida, desapacible. Apetece guarecerse en un lugar cerrado, donde ni el viento ni el frío castigue nuestros cuerpos. Qué mejor sitio que una sala de espectáculos. Celia lo solucionó. Teatro de la Ventosa. Única sala habilitada al efecto. Una obra, para mí, totalmente desconocida. Autor y Director, la misma persona. Título «El Cíclope y otras rarezas de amor». Simpático argumento. Diálogos limpios, elegantes y didácticos. Magistralmente interpretada la obra por 5 actores. Tres damas y dos caballeros. Repito, simpática, divertida y con enseñanzas dignas de tener en cuenta. Todo eso ayer. Hoy, a primera hora concentración a en la falda de la montaña próxima a Santa Inés. Reparto de bastones y «Caminante, no hay camino…» Unos dos cientos participantes nos ponemos en marcha siguiendo las pautas que nos indica el organizador. Buenos caminos. Algunos charcos, fruto de las abundantes lluvias caidas en estos últimos días y, sin apenas desniveles dignos de mencionar, vamos haciendo camino. Paisaje, con el sello genuino Ibicenco. Almendros en flor. Árboles retorcidos, quejumbrosos de los momentos vividos, unos. Otros con varios siglos de existencia, nos contemplan regalándonos el esplendor de al menos 300 años vividos. Pero hay que seguir. El camino se empina y hay que seguir.
Hora del refrigerio. Impresionantes paisajes de montaña. La brisa de la mar nos saluda.
Repuestas las energías, reanudamos camino. Hay que completar el trayecto programado-
Después de castigar el cuerpo, de justicia es, compensarlo un poco. Para eso nada tan acertado como ponerse en las expertas manos de Toni. Restaurante del Club Náutico de Ibiza. Mesa en lugar privilegiado, Toni, según el servicio del comedor, se lo merece. Menú, el experto Ibicenco, no lo duda. Por supuesto pescado y de pescado lo mejor. Así es
Un día redondo para recordar y repetir. Gracias, encantadora pareja. Y desde luego, los que tengáis la oportunidad de gozar del conocimiento de Ibiza, de sus encantos de todo tipo, os aconsejo que consultéis a Toni. Éxito asegurado. Garantía absoluta.