" No hay nada tan importante como la importancia de no haber nada importante" by José Balboa Rodríguez, escritor ourensano.
HOY HE VUELTO A LA UNIVERSIDAD
Hoy he vuelto a empezar. Sí, he vuelto a la Universidad para perfeccionar mi estilo literario en lo que a Novela se refiere. No cabe duda que escribir, cualquiera puede hacerlo. No hay más que ponerse enfrente de un ordenador y en su defecto, agarrar un bolígrafo y rellenar unos cuantos folios de lo que se te ocurra. Después viene el largo camino a recorrer. Además ese camino es inmisericorde. Hay que encontrar quien lo pase a limpio y lo ponga en un libro. Si ésto se consigue, nada fácil, el camino se empina de tal manera que salvar su pendiente, raya en lo imposible. ¿Por qué se empina tanto? ¿Cuál es la causa? Sencilla y llanamente, conseguir encontrar quien lo lea. Quien lo lea en su totalidad. Recuerdo una mañana que vinieron por mi casa, un apicultor y su ayudante. Éste no me conocía y al hacer las presentaciones, el dueño de las colmenas me presentó a su compañero, destacando mi afición a la escritura, abundando en que ya había escrito algunos libros. Su interlocutor no vaciló, pleno de sinceridad, en contestarle que eso lo hacía cualquiera. «Lo hace hasta Belén Esteban». La verdad, yo no sabía quién era la tal dama, pero, en el criterio del buen señor, debía ser alguien de tan poca relevancia que mi capacidad debía estar más o menos a su nivel. Es cierto, queda dicho. Cualquiera puede escribir, pero hay que hacerlo bien o, lo mejor, es estarse quieto. De ahí que yo no quiera estar quieto y me haga cerca de 200 Kilómetros, ida y vuelta, y me vaya a la Universidad a conocer más en profundidad el modo de escribir e intentar escribir bien. Intentar por todos los medios conseguir que señores tan sinceros como el ayudante del apicultor, si tiene la osadía o humildad de leer alguno de mis libros pueda decir: «Este hombre es UNO DE TANTOS y MERECE LA PENA subir a lo alto de ARDUINA y cabalgar con él sobre el jabalí, como lo hace, según la Mitología Celta, la bella diosa ARDUINA, de la que dice él, y no le falta razón para ello, que está locamente enamorado.»