EL CAMINANTE ENTRE GAITEIROS

img_20190907_115434141_hdr7955933942979091377.jpg«Carballeira de San Xusto, carballeiriña espallada, na quela carballeiriña, perdín a miña navalla». Asi reza la simpática y bella canción gallega, al mencionar el ancestral robledal de San Xusto. No, yo no perdí en el robledal mi navaja, ni en sentido literal ni en el figurado. Allí, por el contrario me encontré con un numeroso público que asistía a un acto multitudinario y entre ese inmenso gentío, cuatro personas encantadoras, cuatro jóvenes que perfumaban el aire de la carballeira con el son de sus gaitas, su tambor y su bombo, de tan singular manera que hasta los viejos y añosos robles acallaban el suave zumbar de la brisa para escucharlos. La banda de gaitas de Coribantes invitaban a bailar a las hojas de los centenarios robles que pueblan la bella explanada del robledal.img_20190907_1142566147192561078451743905.jpgEl magnífico cuarteto une a su maravillosa manera de interpretar la música, una simpatía arrolladora y una generosidad exquisita. Los que nacimos y vivimos en esta irrepetible parcela del planeta tierra llamada Galicia, la amamos hasta dar nuestra vida por ella, si necesario fuera. Sus gentes, tenemos cartel de generosos en muchas de nuestras actitudes, pero hay una en la que nuestra generosidad brilla por su carestía, es en la de reconocer cualquier expresión de arte que se manifieste para nuestro deleite, con el gentil y económico aplauso. El gallego, por lo general, es parco, yo diría que tacaño, en aplaudir cualquier acto que se precie. Y esa parquedad se manifestó hoy con nuestros Gaiteiros. Hasta tal punto fue así, que entre cientos de oyentes, de la deliciosa interpretación de los músicos que amenizaban la espera mientras el acto no comenzaba, yo fui el único que hizo sonar sus palmas, en gesto de agradecimiento. Y no en una, sino en varias piezas, se repitió la peculiar situación. El hecho no pasó desapercibido para uno de los Gaiteiros quien, para mi sorpresa, se presentó con un obsequio en gesto de reconocimiento por mis más que merecidos aplausos hacia su magnífica manera de pincelar de un delicioso colorido, la soleada mañana de San Xusto con el sonido  de su arte. El simpático regalo fue, ni más ni menos un DVD donde va condensado todo su arte. Desde este rincón silencioso de mi adorable y amada Galicia, cual es mi refugio de Os Cotiños en el montañés municipio de Bearíz, os mando, encantadores componentes de la Banda de Coribantes, mis más profundos deseos de éxitos en vuestra manera de expresar el arte gallego de la forma tan bella que lo hacéis. Graciasimg_20190907_232526462_burst000_cover618973921554323693.jpg

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