ELCAMINANTE: LA GRANDEZA DE UN BESO

Está el ser humano sujeto a mil y una situaciones inesperadas. Después de una jornada en la que se han alternado toda clase de momentos de índole diferentes, te entregas al bien ganado descanso. No ha sido él tan relajado como hubieras deseado. Te despiertas y una nueva aventura del cotidiano vivir se te brinda para enfrentarte a ella. No goza tu ánimo de la mejor predisposición para conseguir los objetivos que estás obligado alcanzar. De pronto, un susurro, el cálido aliento de una caricia roza tu rostro. Una sonrisa, una mano que apenas toca tu mejilla y un beso. Qué insignificancia parece y qué grandioso es el efecto que produce un beso. En él descubres la casi infinitud de tu capacidad de enfrentare a todos los Caupolicanes que se te pongan enfrente. No hay Himalayas que se te resistan. La grandeza de un beso dado por el ser que te ama y que amas, se mide solo en la esperanza de lo que promete, de lo que te espera cuando hayas luchado en la batalla, no importa que hayas ganado o perdido, ni merma tu capacidad de retornar al deleite de la caricia, el haber dejado tu bandera en la cumbre de la montaña. No, nada importa. Solo una ilusión vive en ti: Llegar a sentir en tus labios el sabor de un beso.

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