EL CAMINANTE: ¡QUÉ MALO ES MADRUGAR!

Lo he dicho tantas veces que, con toda seguridad ya sabeis que peino ochenta y cinco (85) años. Pues bien, desde mi más tierna infancia siempre he manifestado y defendido con todas las energías de que disponía en las diferentes edades, que madrugar, es un acto contra natura. Las consecuencias de ese, para mí, anómala acción, han tenido en la mañana de hoy, en mi persona. Tenía cita con el doctor Cardiólogo que cuida de mi usado, que no viejo, corazón. Como la cita era muy temprana, hemos tenido que madrugar. Cumplí con todos los requisitos higiénicos mañaneros. Nos presentamos en la consulta de mi excelente galeno y cuál no sería mi sorpresa cuando la encantadora enfermera que me preparaba para subirme a la camilla y someterme a la citada revisión, profirió en una simpática y cantarina carcajada. La razón no era otra que la diversidad de mis zapatos. Al comprobarlo me reiteré aún más en mi idea de que madrugar es un acto anti natura. Lo digo y lo diré siempre. Ah, se me olvidaba lo más importante. Después de ser revisado en profundidad , como mi doctor lo hace, escuché la frase más bella que puede escuchar todo potencial paciente: «José, está usted como un chaval. Siga usted haciendo la misma vida que hasta ahora.»

«Muchas gracias Doctor, hasta el año que viene». Le dije despidiéndome con la mejor de mis sonrisas. La que le regaló mi esposa, no era menos agradecida y por supuesto, sí mucho más bella.

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