
Las personas no deben perder su propia identidad ni alterar sus comportamientos, si no hay causas muy justificadas que lo ameriten. Nadie puede ignorar que los tiempos van marcando tu vida en aspectos en los que tú no tienes opción a elegir. Tu propia esencia ha de mantenerse incólume, sin embargo tu situación vivencial se ve sujeta a lo que está hartamente contrastado: Sujeto y circunstancia. Antaño el ámbito familiar estaba conformado de muy distinta manera a lo que hoy contemplamos. Los mayores tenían un estatus que no era difícil respetar. Hoy es impensable poder mantenerlo. En auxilio de esas dificultades se crearon los centros de mayores. Muchos son reticentes para aceptarlos, sin embargo cumplen una función maravillosa. Encabeza mi escrito Don Jesús Cendón, emigrante a Venezuela a la procura de un mundo mejor para él y los suyos. Por razones que son de todos conocidas, ese maravilloso país está viviendo momentos ruinosos por culpa de los malos gobernantes que la manejan. Jesús tuvo que regresar a España en condiciones físicas y económicas muy precarias

Consiguió ingresar en la Fundación San Rosendo donde se repuso bastante tanto física como anímicamente. Después, por proximidad a donde residía su familia, ingresó en otra Residencia en la Coruña donde además de los cuidados necesarios cuenta con el cariño de su familia que complementan todo lo necesario para que don Jesús, Suso para los que le queremos, vive una etapa de su vida que colma todo lo que una persona puede aspirar. Su aspecto que ofrece el día que cumple sus primeros 100 años lo avala. Algo muy importante son las visitas de sus familiares. Los mayores gozan contemplar que lo que ellos sembraron produce lo que siempre desearon: Amor. Y como el amor cuanto más se da más se tiene, pues ya que es así de fácil, regalemos amor por doquier. FELIZ NAVIDAD para todos.