No hice ayer ningún comentario sobre el tema porque deseaba pensar un poco sobre ello. Cuando regresaba hacia el hotel, después de gozar con todo lo contemplado, de la espesura de un macizo de olivos bordes, como se les conoce por estos pagos a esta mezcla de matorrales o pseudo árboles, re torcidos y torturados por los inclementos vientos de Tramontana, salió un Pitirrojo que al remontar el corto vuelo que realizó, casi me dio en el rostro. Digo corto vuelo, porque a menos de 8 metros se paró en la punta de una rama