Ni por lo más remoto intento emular a la siempre eloguiable y admirada hormiga. En este caso lo hago única y exclusivamente para justificar una actitud que, a lo mejor, no tiene justificación. En estos moentos intento subir a mi Blog este comentario y puedo asegurar a mis fieles e inmerecidos lectores, que estoy agotradao. ¿La razón? Ahí va. El Invierno pasado, alencednder el hogar, me costaba Dios y ayuda. La leña estaba húmeda o mojada. Prendía mal y cuando lo hacía, en lugar de desprender calor, lo que hacía era echar humo negro y malquemar los leños.Todo ello me sucedió porque los suministradores de la leña me tomaron el pelo vendiéndome madera verde o mojada.Este año para evitar todo lo narrado me he preparado una porción de troncos. Los tengo expuestos a los calores del iniciado verano y según se van secando, los pongo a buen recaudo en la leñera, construida al efecto. Al igual que hacen las hormiguitas en el buen tiempo, para que, cuando vengan mal dadas, tener la despensa llena. Como es fácil de suponer, todo eso conlleva un esfurzo complementario a los cotidanos quehaceres. Labores domésticas, compras, caminar un mínimo de 10 kilómetros para mantener el orden preestablecido, etc. etc.. Creo que después de lo expuesto comprenderán mis sufridos compañeros de viaje, en este maravilloso camino de la escritura y la lectura, que llegadas las 11 de la noche, hora en que la luz solar deja de iluminar los paisajes gallegos, este humilde servidor vuestro, próximo a cumplir los setenta y diez esté solo para irse a la ducha y desde el refrescante aguacero, introducirse entre las suaves sábanas que con tanto cariño me reciben cuando me arropo con ellas. Quisiera seguir pero…….El año pasado hioce un poco de cigarra y…..Buenas noc………..