UNA ILUSION QUE SE HACE REALIDAD

            ¿QUÉ QUIERE DECIR EL AUTOR EN UNO DE TANTOS?

                                                 SINOPSIS

UNO DE TANTOS, intenta ser un libro sin ambiciones fuera del contexto de lo cotidiano. Sus aspiraciones están dentro del ámbito del vivir de cada día, en el seno de una familia que lucha por la unión de todos sus miembros y con ello atraer hacia su manera de entender la vida, a todos los que puedan tener una relación de convivencia con ellos. En la actitud de los mayores, encuentran los jóvenes una manera nueva de abordar problemas que entrañan ciertas dificultades de solución. Sin embargo, ello no es tomado como modelo en sus comportamientos, sino que sirve como ejemplo para encontrar soluciones más en consonancia con los momentos que se viven. El protagonista, persona inquieta, donde las haya, escogió la compañera ideal, o ella lo escogió a él, o el destino los unió a ambos, he ahí el eterno problema sin solucionar hasta hoy, para dar sentido a las inquietudes que sus caracteres generaban, para beber la vida con avidez, por el enamoramiento que ambos tienen de ella.. En los principios, el niño puede parecer un ente pasivo que en nada aporta a su devenir. Nada más lejos de la realidad. En su infancia, comienza a guardar en su poroso cerebro todas las enseñanzas que sus mayores, algunas veces, sin darse cuenta, van sembrando y que después serán los puntos de apoyo para la toma de decisiones que jalonarán su existencia. Ambos, el matrimonio, la primera condición que colocan en su camino, es no poner barreras al viento. De ahí que llegaran a vivir en 32 ciudades, varios continentes, diferentes países, 37 viviendas sin que apareciera en su toma de decisiones, la mínima queja, por todo ello. La única razón que impulsaba esa actitud, es la capacidad de adaptación que tienen para ello, emanada del sentido familiar heredado y que ellos acrecentaron con sus cuatro hijos. No todo fue un camino de rosas. Muchas veces hubo que echar mano de las tijeras de podar y limpiar las espinas. Pero si uno aguantaba la rama y el otro cortaba las púas, en plena colaboración, las flores podían adornar la mesa sin que los daños pasaran de ser unos imples rasguños que inmediatamente cicatrizaban. El cauterizador, no era otro que el amor profundo que reinaba en el núcleo familiar. Eso sí. El mayor aporte procedía del Ama. Ella sabía cómo evitar y, en el peor de los casos, curar cualquier herida que se produjese. Tanto así, que, después de 10 años de su partida, su labor sigue vigente en todos los miembros de la familia. Y, lo que es mejor, por el ambiente que se respira, sin tener aspiraciones de pitoniso, seguirá así por muchos años.

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