Mis amigos Pico Amarillo y Papo Rubio, con toda su familia, me ningunean de una manera escandalosa. Como está siendo un verano tremendamente seco y caluroso, los prados se han agostado de tal manera que hubo que segarlos rápidamente.
La Primavera y el principio del Verano fue muy lluvioso y la raiz de plantas y ´rboles estaba bien alimentada. Ello dió lugar a unos pastos abundantes y crecidos. En ellos se criaron toda clase de insectos. Y ahí tienen aves y pájaros un alimentos suculento que aprovechan al máximo. Razón por la cual, mi ventana lleva días sin ver la presencia de ninguno de sus habituales visitantes. Ya les espero cuando llegue la época de las vacas flacas. Es un decir. Confío que no. Confío que cuando tenga la dicha de verlos de nuevo a la procura del alimento que les tengo preparado, se me olvide mi enfado y me dedique a lo importante: Gozar con su presencia y con sus trinos. Estoy deseoso de que llegue ese momento, aunque aún tardará. En varias ocasiones los he visto entre el heno segado, cazando grillos, saltamontesy cigarras y . Alguna de éstas les creaba dificultades pero su persistencia era, al fin, recompensada.
Realmente, pienso yo, ¿No hay una gran similitud entre el comportamiento de mis amigos Papo Rubio y Pico Amarillo, con nosotros mismos?