Algunos frutales, como es natural, han sazonado sus frutos y se quedron solamtente con las hojas . Otros, cuyo proceso de maduración es más tardío, se hallan en plena oferta de suculentos frutos. Entre los que son más visitados por la población alada, están las higueras. Aves y pájaros, esperan la puesta a punto de los higos, para darse el gran banquete. Además, también las zarzas están en su momento de eclosión y se ven los zarzales llenos de pequeñas moras ofreciéndose al visitante que las quiera disfrutar. Por ser el verano tan seco, este año, las moras de zarza son muy pequeñas, pero precisamente por eso, por no llenarse de agua, están deliciosamente sabrosas. De ello saben mucho los Papo Rubio y los Pico Amarillo vienen a la ventana donde tienen el pesebre a su disposición, pero muy de vez en cuando. Estoy convencido que las visitas que hacen, son sencillamente para que yo no me olvide de ellos y sepa que están ahí y que, de alguna manera me quieren. Yo hago que me lo creo, sobre todo porque el creermelo me produce bienestar. Pronto llegarán tiempos en que nuestra relación será más cercana y su dependencia de su viejo amigo, srá mayor. No es que lo desee, porque ellos se lo están pasando fantásticamente bien y eso me complace, pero también es cierto que estoy deseando que llegue el momento que Papo Rubio repiquetee en mi ventana y Pico Amarillo despierte los amaneceres allá en lo más alto del Castaño o del viejo roble. Cada cosa a su tiempo. Gocemos de este momento que merece la pena, tanto como cualquier otro. No me canso de repetir que no tenemos que vivir este año, este mes, este día, esta hora, este minuto, tenemos que vivir con toda intensidad cada segundo de nustra existencia. como si fuera el último.