Que soy culo de mal asiento, es notorio y públicamente reconocido. Que me adapto a cualquier circunstancia, momento o lugar, lo tengo comprobado y lo saben todos aquellos que conmigo comparten situaciones de toda índole. Pues bien, asentado todo eso, nada es absolutamente cierto ni nada es absolutamente falso. Por una serie de razones que sería prolijo enumerar, he dejado mi agarimoso, Os Cotiños y me he venido a la Capital del Reino. Estoy entre mis hijos, mis nietos, teatros, cines, conciertos, en resumen, en medio de una fábrica de Amor. Sí, con mayúscula. Me miman, me adoran, me dan todo lo que ellos piensan que me puede hacer feliz. Lo consiguen. Sin embargo, allá, entre los pliegues más íntimos de este usado, que no viejo corazón, hay unos espacios que nada de lo que aquí recibo, es capaz de rellenar. FELIZ NAVIDAD Y añoro mi Os Cotiños. Echo de menos el picoteo de Papo Rubio en mi ventana, en los fríos amaneceres. Y extraño,el raudo vuelo del plumaje negro de Pico Amarillo quien, a pesar de la amistad que nos une, siempre esquivo, latente en él, la sospecha del ser humano que le tiene manía porque le come las cerezas, picotea las ciruelas, las manzanas o no deja una breva entera, en cuanto maduran. Añoro muchas cosas pequeñas, que para mí son enormes. A lo mejor es porque, realmente, estoy muy pleno y con esas minucias satisfago todas mis necesidades. Tal vez sea eso. Lo pensaré más pausadamente y a lo mejor alcanzo a comprenderlo. ¡¡¡¡Qué rariñas somos algunas personas!!! Eso sí. Os puedo asegurar qu,e a pesar de todo, vivo cada segundo, como si fuera el último de mi vida.