HACE CUARENTA Y CINCO AÑOS

Cada persona es hija de su tiempo. Mi padre no fue una excepción, Entre partos y abortos, mi madre embarazó once veces. Hubo en la familia varones y hembras. Avatares de la vida o caprichos de la naturaleza, si yo no tenía un hijo varón que diera continuidad al apellido de mi progenitor, él decía que se producía un hecho que nunca había entrado en sus cálculos. Perderse el apellido Balboa.  No era nada extraño que pensara así. Era hijo de su tiempo. Mi esposa y yo teníamos dos hijas y él nos miraba, sin proponérselo, seguramente, como si fuéramos dos….pónganle el adjetivo que quieran. Ya las niñas crecían y no había cambios en el devenir de la familia Balboa Toledo. Alguna vez nos regalaba una perla dialéctica. Eso sí, con mucha delicadeza. A mi Esposa, la adoraba y por nada del mundo diría nada que la molestara. Conmigo era algo más duro.

-Mira que se han movido hombres por mis obras (Había sido constructor) y todos tenían chicos y chicas. Y tú, ahí estás con dos niñas. Muy bonitas, por cierto, pero ni un muchacho.

Yo que tampoco estaba doctorado en eso de escoger o no escoger lo que intentabas que se engendrara en el vientre de tu esposa, llegué a dudar de mi capacidad de tener varones. La verdad es que en aquella etapa y por la formación que teníamos, las dudas entraban por todos los orificios de tu existir. El 19 de Marzo, día de mi Santo Patrón, unos amigos se ofrecieron a llevarse las niñas a una excursión muy interesante. Le dijimos que sí, que se las llevaran. Además eran unas gentes encantadoras y tenían hijas de las mismas edades que las nuestras. Nos quedamos los dos solos. Tampoco es que nos hacía falta que no hubiera nadie para tener libertad. Pero aquello nos daba un plus de expansión. Lo que ocurre a los veintitantos de ella y treintaitantos míos, no hace falta demasiadas explicaciones .Echen la cuenta desde el 19 de Marzo al 25 de Diciembre, los días que hay. Resumiendo, el 25 de Diciembre de 1971 a las 21 horas el Dios,  en el que creo, nos regaló un hijo, para tranquilidad de mi padre y satisfacción de mi Esposa y mía . Como diría Luis Chamizo, adaptándola a nuestra situación: «Dos no fuimos del chozu y tres golvimos» Muy felices y muy agradecidos al Dios que ese año, no solo nos regaló a  su Hijo Dios, su aniversario, sino que también le regaló a mi padre, la solución de un problema que, íntimamente, le atormentaba:  que su hijo no supiera engendrar un varón. En principio, la continuidad del apellido Balboa, estaba asegurada. Al menos la siembra para que germinara.Hasta ahí mi labor. Ahora que Dios provea.

Han pasado 45 años. Este es el resultado.

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