En efecto, esta mañana vi a los dos. Papo Rubio y Pico Amrillo, han vuelto a la ventana. Los fríos invernales están produciendo el natural deterioro del campo y el alimento que mis amigos encontraban en prados y riberas de arroyos, los ha congelado el frío. Así que no han tenido más remedio que retornar a donde, desde hace algún tiempo, tienen asegurado el sustento. Además, esta temporada, la comida es diferente y con seguridad que les va gustar más a mis amigos. En su visita a Os Cotiños, por parte de mis hijos y nietos, Raul me trajo un saco de trigo. Les llené el alfeizar de la ventana con el suculento cereal y Papo Rubio, acudió rápidiamente a dar cuenta de su ración. No así Pico Amarillo, quien hasta el momento, no había hecho acto de presencia. Hoy, por fin su pico amarillo, comenzó a picotear en mi ventana, para satisfacción suya y deleite, por mi parte de comprobar que nada malo les había pasado y que siguen contando conmigo, aunque sea por egoismo. Así es la vida. Al preparar la comida para hoy, me encontré con unos guisantes que estaan un poco pasados. Lo pensé y me dije que a lo mejor mis amigos, sobre todo Pico Amarillo, no le haría ascos si los echara donde él puidera verlos. Así lo hice. No tardó mucho mi amigo del negro plumaje, en fijarse en ellos. No fiándose mucho de lo que había encontrado, me figuro que desearía comprobar alguna cosa. El caso es que cogió uno en su pico y se fue ruado. Al momento volvió a la procura de otro y así hasta cuatro veces. El cambio de menú, era de su agrado. Podía elegir, trigo o guisantes. Optó por éstos, de momento.
gracias por compartir
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