Alguien, muy inteligene y experimentado, dijo un día, que hay personas que nos dejan y nosotros los etiquetamos rápidamente con una lapidaria sentencia: «Ha muerto», No es así en la mayoría de los casos. Solo mueren los olvidados, los que pasaron por la vida, sin vivirla, sin dejar huella de su paso. Esos sí mueren. Los que se enamoran de ella y le dan y reciben lo que la vida les da, y se lo agradecen, viviéndola, esos no mueren jamás. Repasando hoy entre mis recuerdos me encontré esa imagen que encabeza el presente escrito. Alguien podría pensar que es una fotografía casi necrológica. También podría decir que estas líneas son el recuerdo de un pasado muerto. Ni lo uno ni lo otro.Esta fotografía que está en la cabecera, es la constatación de que esos tres hombres que me honran con su presencia, dos a mi derecha y uno a mi izquierda, delante de uno de los aviones que utilizaban para evitar que nuestros montes se quemaran, son Eduardo, Pepe y Diego. El bajito, soy yo. Claro al lado de tres grandes personas como son ellos, grandes en estatura y sobre todo grandes en categoría humana, ser bajito, es lo más normal. Tres personas de profesión Pilotos de Aviación que dieron su vida terrenal en el cumplimiento de su deber. Su vida terrenal, física, porque su vida, la que ellos compartieron en este planeta tierra, sigue vigente. Sigue latente entre todos los que compartimos con ellos, su sentiido de la profesionalidad. Su arraigo a todo lo que amaban, familia, proyectos, ilusiones, patria, aficiones. Tantas y tantas cosas, que consiguieron crear entre nosotros, unos lazos indestructibles, eternos, que compartimos y siguen vigentes, después que ellos partieran, repito, solo físicamente, a otros pagos. A lo Eterno
Es precioso papá!!!!!
Y muy cierto, los que viven en nuestros corazones, jamás mueren.
Te quiero mucho papaito!!!!!
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