Siempre me habeis oido, con los que puedo hablar bis a bis, o me habeis leido los que teneis la bondad de seguirme en mis escritos, algo así: En Galicia siempre llueve cuando hace falta. Y así es, aunque estos días se pasó un poco de la raya. Llevábamos un Otoño y buena parte del Invierno, sin que cayera una gota de agua. En el momento justo llegó y llegó a bombo y platillo. Relámpagos que iluminaban bosques y valles, oteros y cañadas. Truenos que hacían emblar casas y roquedales Vientos que destejaban viviendas, se llevaban cubiertas de pabellones y naves, esparcía rmajes y arrancaba ´´arboles de todas las edades. Señales de tráfico e indicadores de toda índole, eran esparcidas por doquier. Todo ello preparaba la llegada de la lluvia. Esta, generosa, vino con sus vientres repletos del preciado líquido, hasta el punto de empapar la reseca y helada tierra, con 250 litros por metro cuadrado en 6 días. Se reponen los pantanos, se drenan los ríos, sacian su sed los campos y dejan de llorar las plañideras que de todo se quejan.
Yo tuve la fortuna de vivir en vivo y en directo la escenificación que Don José de Zorrilla, hace de una pequeña pieza teatral que titula «EL PUÑAL DEL GODO». Estaba yo la otra noche, la del día 2, en mis Os Cotiños querido, cuando se produjo un apagón eléctrico. Encendí una vela y recordé el castigo que mi profesor de Literatura me impuso por hablar en el aula de estudio. Era allá por los principios de los años 50 del siglo pasado. El castigo no fue otro que aprenderme de memoria EL PUÑAL DEL GODO de Zorrilla. Una pequeña obra teatral en verso. Bueno, no tan pequeña si hay que aprenderla de memoria, toda entera..
Cuando un relámpago penetró por todos los resquicios de mi casa, con todo el descaro, inmediatamente sonó un trueno, igual que si las montañas se resquebrajaran y un viento huracnado arrastraba todo lo que encontraba a su paso, mecánicamente, encendí una vela que siempre está sobre la repisa de la chimmenea, sin proponeérmelo comencé a recitar:»¡Qué tormenta nos amaga!/ ¡Qué noche válgame el cielo!/ Y esta lumbre se me apaga/¡ Si está lloviznando hielo!/. ¡ Cuán grande a Dios se concibe en aquesta soledad./ ¿De qién sino de El recibe/ Su aliento la tempestad?/ ¿Cuyo es el terrible acento/ Y el fulgor que centellea/ Cuando zumba airado el viento/ Y el cenit relampaguea? ………………………………………………………………………………………………………………………………………….