Es cierto. Cada momento que vivimos, es un nuevo mundo que se abre ante nosotros. Y no os creais que el significado de la palabra momento, no tiene valores de lo eterno. Un momento en la vida de una persona, puede significar tanto, que no hallaría en mi diccionario, palabra que lo aglutinara. Hoy me concretaré en hablar del momento que compartí con cada persona que me dedicó unos instantes de su vida, en la presentación de UNO DE TANTOS. En el momento que estoy mandando este mensaje, os veo perfectamente situadas en los asientos o de pie en el lugar justo que ocupabais. De lo único que me culpo, es de no tener la capacidad, en aquellos instantes, para transmitiros mi agradecimiento, por estar allí. Os miraba a los ojos. No, no es así. Te miraba a los ojos y te quería decir: Gracias, mil gracias por estar ahí, por insuflarme ánimos para que dijera, lo que tenía que decir. O lo que debiera decir.
Porque, si dijera lo que quisiera, solo diría eso GRACIAS. No te puedes imaginar lo que es capaz de recibir un corazón tan usado como el que late dentro de mi pecho, cuando recibe una caricia como la que tú me mandabas desde tu sitio, mientras yo hablaba de mi libro. Tampoco sabes lo que es capaz de mandar este usado, que no viejo corazón. No lo sabes, sencillamente, porque no tienes los setenta más diez que tiene él. Solamente por eso. Y habeis conseguido más aún. Habeis conseguido que me esfuerce en ser mejor persona. Que os quiera más y que tengais más vigencia en mi vivir. Me habeis enseñado a ser más generoso. No puede ser menos, viendo vuestra generosidad sin límites.
Ese agradecimiento y esos reconocimientos, no solo se los remito a quienes me siguieron por los muchas sitios que hemos recorrido, mi diligentísima Manager, Ana Rodriguez Muradás, mi hijo UNO DE TANTOS y vuestro humilde servidor. Ese reconocimiento lo hago extensivo, a todas las personas que habeis comprado y leeis la sencilla historia de algunas de las andanzas de uno de tantos que soy yo. En todos los lugares que hemos estado,superamos las expectativas. En donde ponían sillas, siempre hubo personas de pie y donde había 200 o más butacas….no, No las llenábamos. La verdad es que fue una experiencia increible. Por lo entrañable y por lo aleccionadora. Por todo ello GRACIAS. iNFINITAS GRACIAS a todos.