En efecto, el Caminante deja salir al niño que sigue vivo en él. Abre la puerta a Pepiño. Aunque la verdad no es tan así. Fueron sus nietos quienes le abrieron el portón de su vivir y él no opuso ninguna resistencia. Al contrario, en cuanto vio una rendija, salió disparado. Y no solo salió el niño, lo hicieron todos los personajes que dentro de sí habita,Y en tan bella compañía comenzamos a construir caminos. Que no están, se hacen
Y se hacen caminando, viviendo, compartiendo y disfrutando. con lo que la vida nos da.
Que estanto y tan bello que no utilizarlo y compartirlo, no tiene perdón
Y no hay que tener edad para hacerlo. Para cada edad hay una diversión. ¡Vívela!
No es fácil encontrar el momento ni se compra en ninguna tienda. Está ahí.
Hay que amarrarlo y no dejarlo escapar. No se puede esperar a mañana, es para hoy
Eso sí, no se pueden tener egoismos, hay que ser generosos y compartirlo hay para todos
Respetando siempre los espacios que a cada uno le corresponde disfruta y disponer
Compartiendo opiniones y pareceres según el particular entender de cada uno.
Y llegado al común acuerdo abandonarse y sumergirse en la espesura de la vida.
Y de nuevo en los espacios abiertos, elegir el camino que nos lleve a otros mundos.
Que también de ellos se alimenta el espíritu del ser humano en todas sus vertientes.
Aquí nos quedamos por hoy para que mañana sigamos haciendo camino.
Y fue aquí, donde Pepiño se escapó de los adentros de sus recovecos contagiado por toda la vida que se percibía a su alrededor..
El próximo día daremos continuidad a los maravillosos momentos compartidos con parte de mis hijos y algunos de mis nietos.
C O N T I N U A R Á