No, no es una falta de respeto hacia el público asistente, por parte de los componentes de la mesa. Es. sencillamente, que estamos frente a un espejo y él es el culpable de esa falsa imagen. Aclarada la posible confusión, comentaré algo del acto en Colima.
La mesa la componían el Presidente del Centro Gallego, Don Florencio Gulías Barros, el Secretario del mismo Centro, Don Manuel Ferradás, mi Mánager Ana Rodriguez Muradás y, como es lógico, el autor de los libros que no es otro que vuestro humilde servidor, UNO DE TANTOS.
Para ese acto ya habíamos encontrado parte de la expedición de los libros que pudimos rescatar previo pago de un impuesto que nos pusieron, ignoro la razón. Alegaron que por importación de libros, pero que los de pasta blanda no pagaban, sin embargo, mis libros tenían la pasta blanda y tuvieron que pagar. Era lo más práctico para evitar problemas. También se nos habían unido ya los componentes de la Banada de Gaitas de Beariz quienes amenizaron el acto como solo ellos saben hacerlo. Dirigidos por su Director Antonio Araujo Rodriguez, interpretaron varias piezas de su repertorio que hicieron las delicias del público asistente. Viajaron 8 componentes de la misma y allí se les unió Pepiño. Sí, así como suena, sencillamente Pepiño. Con este cariñoso diminutivo se le conoce en los ambientes, no solo juveniles sino también profesionales.
Pepiño debe andar por los treinta y tantos años. De profesión Arquitecto. En varias ocasiones, con diferentes personas, salió en conversación el nombre de Pepiño y todos, absolutamente todos, se hacen lenguas de la personalidad admirable del joven Arquitecto. Destacando sobre todo su alto nivel profesional y de una responsabilidad admirable. Con la Banda, ya sea tocando el tambor o las conchas, es un auténtico fuera de serie. A su buen sentido del ritmo, une su faceta de hombre polifacético con sus movimientos y sus gritos de guerra, propios de las danzas gallegas, tales como el «atruxo» y otos.
Y como es preceptivo en toda fiesta que se precie, tratándose de Gallegos en México, el remate no podía tener mejor epílogo que reponiendo fuerzas en una buena «Taquería»
Hola Pepe, aunque fuera por unos instantes fue grato verte, amenazo con verte pronto, y no habrá mejor lugar que en los cotiños, recibe un fuerte abrazo
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