Cuando salía de Puente Viesgo, rumbo a la casa de alguno de mis hijos, me tracé el programa de regreso. Siempre es bueno planificar las cosas, aunque después le pongas tu dósis de improvisación para ejercitar la mente. eso le da un valor añadido. Es muy cierto.
Y, entre lo planificado y lo improvisado, se crea una situación que, algunas veces es muy acertada. Y os puedo asegurar que la mía, en el día de hoy lo fue. Con el sujeto, como eje base de lo por realizar, el complemento y los predicados, la conducción desde Puente Viesgo hasta Aranda de Duero, fue un auténtico paseo. Solo tenía una duda: Dónde hacer realidad mis deseos. Os lo relataré tal cual fue. Hace casi setenta años mi padre me vino a visitar al colegio en el que yo estaba internado. Pidió permiso y se lo dieron y me invitó a comer a un restaurante que había muy próximo a dicho colegio. Y hoy quise reverdecer aquel bello recuerdo. Siempre, o casi siempre confieso que soy Cristiano. Al llegar al lugar donde realizaba hace muchos años mis estudios, vi que la iglesia donde yo rezaba de niño estaba abierta y entré. Lo que le dije al Dios en el que creo, me lo reservo. Son cosas nuestras.. Salí reconfortado por lo que mi Divino Pastor me escuchó. En cuanto estuve en la calle un latigazo de frío azotó mi rostro. Busqué solución a mi problema y nada mejor que un horno cuidado por un Pastor. Me coincidían todos los indicios. Pastor, horno, apetito. Entré y lo que me encontré allí dentro, ya lo habeis visto en el encabezamiento. La presentación, impecable. El trato recibido dentro del horno por lo que me sirvieron en el plato, inmejorable. Yo solo tenía que hacer dos cosas: Hacer justicia a lo realizado por los profesionales que me hicieron tan sabroso regalo, así
Para que el paladar tuviera unas sensaciones más acordes con el momento vivido, era necesario ponerle un pequeño contraste de sensaciones gustativas. Lo dejé a elección de la encantadora dama que me atendió. El resultado salta a la vista. Sin comentarios.
Solo me faltaba dar gracias al Dios en el que creo, por permitirme disfrutar de cosas que Él ha puesto en el mundo para disfrute de los humanos.