Cuando las pequeñas cosas producen grandes momentos. Hoy he tenido un día muy sencillo, muy lleno de cosas pequeñas que pueden pasar desapercibidas y que, si les dedicas unos instantes, hacen rebosar tu corazón de placenteros sentimientos.
Me anunciaron el paso de un grupo de ciclistas con bicicletas de montaña, por usar la palabra castellana que las define mejor que anglicanismo con el que se las conoce, generalmente. Componen ellos un Equipo de la Estrada. Venían haciendo el Camino de Santiago que comienza en Braga y pasa por muchos lugares, entre ellos por Beariz. Me acerqué a un punto donde hay una pequeña cuesta que exige un gran esfuerzo superarla, en lo alto de Magros. Me emocioné cuando vi aquellos esforzados peregrinos cabalgando sobre sus frágiles caballos de hierro, coronando aquel promontorio. No pude sino animarles y darles las gracias por el ejemplarizante esfuerzo que hacen por conseguir convertir en realidad un sueño que alimentaron y para ello pusieron una gran dósis de esfuerzo físico y otro, no menos importante, emanado desde lo más profundo y encomiable sentido espiritual que sirve de combustible para conseguir el objetivo deseado. Cuando pasaron por mi lado, algo de mí se fue con ellos, amasado en una admiración envuelta en el reconocimiento de que la vida tiene mucho de bella y a nosotros nos incumbe la obligación de darle sentido y hacerla valer. No pude por menos que decirles:BUEN CAMINO , queridos, desde ya, amigos desconocidos y admirados.Mientrasesperaba su paso pude contemplar algo que me retrotrajo a los años de mi infancia. Lo tenía casi olvidado, pero mi amigo Manolo, me lo recordó hoy .
Otro momento del día lo dediqué a una breve pero que se convirtió en una muy agradable visita a una de las aldeas más bella y menos poblada del Municipio de Beariz: Ricovanca. No llega a la decena las personas que la pueblan, pero aquí sí tiene vigencia aquello de que lo importante no es la cantidad sino la calidad
Y si el pueblo, arquitectónicamente es una joya, sus gentes superan todo lo pensable
Como colofón de mis palabras y no me importa que ellas no merezcan el crédito requerido, me remito exclusivamente a lo que diga la imagen que se adjunta
Gracias entrañable Rosa por honrar el Blog de este humilde emborronador de folios. El agradecimiento, te ruego lo hagas extensible a tu encantadora familia.