Desde el momento que las personas interesadas en los caminos de peregrinaje a Santiago, tuvieron conocimiento de la puesta en valor la ruta jacobea Camiño da Geira e dos Arrieiros de Braga a Santiago, Beariz se ve honrada con el paso de los peregrinos que lo recorren. Tanto los que vienen con sus bicicletas, como los que lo realizan a pie, nos traen del país hermano un sin fin de razones para que nuestros lazos se estrechen aún más de lo que están. Personas sencillas que traen en sus mochilas un bagaje de todo tipo de sensaciones en las que vienen envueltas una cultura basta, un saber estar digno de admiración, sonrisas desbordantes de agradecimiento y un respeto a todo lo que el Camino significa, que hacen pensar que una nueva época del peregrinaje hacia Santiago desde la hermana Portugal, está amaneciendo después de una noche que se perdió en el discurrir de los tiempos.
Todos los peregrinos que llegan por estos pagos cuentan maravillas del Camino. Que es duro, así lo confiesan, pero que a su dureza le acompaña tal cantidad de atractivos, tanto espirituales como humanos que no deja a nadie indiferente. Destacan todos el carácter espiritual que imprime su trazado. Permite que el espíritu se avive y con ello, la capacidad de mirar hacia los adentros de cada uno., Seguiré contando experiencias de las gentes que me vayan narrando sus vivires y no conforme, yo mismo me embarcaré a mis 64+18 años a recorrerlo. Dios mediante lo haremos tres generaciones juntas: dos de mis nietas, Irene y Beatriz, de doce y catorce años, mi hija Beatriz y yo. Os aburriré contándoos nuestros aconteceres del día a día. Hasta entonces, os pido permiso para desear a los que en estos momentos estáis en él: BUEN CAMINO. Y hoy deseo hacerlo muy particularmente a dos jóvenes portuguesas que llegaron a Beariz, con algunos puntadas de hilo en sus pies, cansancio en sus piernas contra lo que sacaron a relucir unas infinitas ilusiones de continuar y sobre todo iluminaron la calle principal de nuestro pueblo y el salón del Bar Centro con tan alegre sonreir que nos cautivaron. Paula, con tus ensortijados cabellos y tu espontáneo comportamiento, y tú Sofía, con tu luminosa y desbordante alegría os deseo BUEN CAMINO.