Buenas noches, entrañable amigo. Te podía poner mil disculpas, pero ninguna sería verdad. Solo hay una realidad y esa no es otra que la presencia de un, iba a decir amigo, pero no es cierto, es un indeseable y asqueroso enemigo que se llama Alzheimer. 24 (veinticuatro) años. Solo Dios sabe los designios de los humanos. Dejémoslo así, no entremos en complicadas reflexiones que nos conducirían a lo profundo de las tinieblas.
Ayer tenía contigo, querido Dani, una cita pero ese alemán del car…me la desbarató. Con un día de retraso te repito lo que tantas veces te he dicho, que sigues conmigo cada día de mi vida. El jamón que siempre tenías detrás de tí, tuve que retirarlo por ley de vida, y ya le dije a tu padre que voy a traer otro para colocarlo en el mismo sitio, porque cuando miro para el lugar que ocupas, falta algo y es el dichoso jamón. Te prometo que lo repongo. Ah, y otra cosa, desde que no vienes por aquí, ya no pongo gambas al ajillo y eso que, creo que al super, como ya no está Pepe, traen guindillas que pican. También quiero decirte que estoy terminando otra novela y, casi al final, sale un chaval que se llama Dani. ¿Sabes por qué? Pues si no lo adivinas, te fastidias, yo no voy a decírtelo. Hoy no es el día más adecuado, escogeré otro momento para contarte las nuevas de tu padre. Desde que se liberó del Chamoso Lamas, trabaja como un alcalde de verdad. Ahora le está tomando cariño al cargo y creo, tú lo sabrás mejor que yo, que quiere entrar en el libro de los Guimnes y cumplir los noventa y nueve como primera autoridad de Beariz. Como se lo proponga……. Un abrazo inolvidable y entrañable amigo. El ruego de cada vez que te escribo:Por favor, sé mi valedor ante el Jefe.
Bello relato escrito con la pluma del corazón. Un abrazo
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