
Desde mi más tierna infancia, tuve poca simpatía por el los felinos domésticos, o sea, los gatos. Nadie hubiera hecho apuesta alguna porque sucediera lo que en estos momentos ocurre entre la especie gatuna y yo. El destino me va marcando mi vida y yo así lo acepto. De mi ventana, por unas y otras razones van desapareciendo los amigos que me han acompañado varios años. Posiblemente regresarán los nietos o biznietos de los Papo Rubio y Pico Amarillo, mientras tanto son los gatos quienes se ganan mi simpatía compartiendo conmigo momentos que antes ni por lo más remoto podría soñar.


Lo mejor de todo el acontecer, es que me estoy acostumbrando y me encanta tener unos cuantos amigos entre la familia gatuna. Y es que a todo se acostumbra uno por muchos años que peine su mermada cabellera. Os seguiré contando cosas de mis gatos.
Ah, no os extrañéis de ciertas anomalías en mis escritos. Hoy me han cambiado el sistema del Blog y lo estoy pasando fatal. Confío ir acostumbrándome y mejorar.