
Si de algo adolece la sociedad que hemos creado y que las circunstancias alimentan con los ingredientes propicios para que vaya por los derroteros que lo está haciendo, es que nuestros jóvenes ejerzan las inquietudes propias de su edad. Si en el ambiente de las grandes ciudades no es habitual ver a los jóvenes colaborando en tareas altruistas, aún lo es menos contemplar a un chaval de diecisiete años acercarse hasta el colegio de Beariz y entregar unas mascarillas a su director Mario Varela. ¿Que el hecho no tiene ninguna importancia? Tal vez. Sin embargo a mí me parece encomiable y, desde luego muy poco usual, que un joven regale unos momentos de su tiempo a compartirlo con alguien que dedica su vida a la enseñanza, para hacerle entrega de algo y charlar con él aunque solo sea por unos instantes. Desde mi perspectiva de hombre del primer tercio del siglo pasado y conocedor de la sociedad en la que vivo y, más aún, concentrándome en mi ámbito rural, pocas o en ninguna ocasión presencié un acto, por su sencillez, tan poco común. Juan, ignoro si alguien te lo sugirió o si fue por tu propia iniciativa, realizar el encargo, me da igual. Desde estas humildes páginas de mi Blog, te felicito y te invito a que participes en todo aquello que vaya en pro de la comunidad en la que vives. Ello te hará conocer mejor a las gentes, sentirás el placer de serles útil, te engrandecerá como hombre y, sobre todo ser mejor persona.