EL CAMINANTE: MARAVILLOSO REGALO.

En la espera del Centro de Salud, compartí conversación con un hombre sencillo. Un hombre de aldea. Una persona de esas que inspiran humanidad. La inspiran porque les rebosa por todos los poros de su piel. Él no es otro que Manuel Braña, vecino de la Bouza. Hablando de la mágica noche que hoy vivirán todos los niños a la espera de lo que les traigan los Reyes Magos de Oriente, me comentaba: «Es una noche maravillosa, lo mismo que el día de mañana. Hace unos setenta años, yo era muy niño, nada más despertarme le pregunté a mi madre qué me habían dejado los reyes magos. Ella me miró y sonriendo me dijo: Algo muy sabroso. Ven. Me llevó a la cocina y me dio un trocito de pan con una cucharadita de azúcar. Fueron los Reyes más sabrosos que jamás podría soñar». Que los Reyes Magos de Oriente nos dejen al lado de la chimenea, junto a nuestros zapatos, lo que después recordemos como el mejor regalo que podíamos desear.

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