EL CAMINANTE: LOS CAMINOS DE SANTIAGO SOLO PERTENECEN A LOS PEREGRINOS.

Existen en España más de medio centenar de caminos que llevan a los Peregrinos hasta la ciudad donde se halla la tumba del Apóstol Santiago. Esa gran cantidad de rutas han sido trazadas por los millones de Peregrinos que desde los lugares más recónditos del mundo se han acercado a Santiago de Compostela para rendir pleitesía, unas veces, y pedir su protección, otras, a uno de los discípulos predilectos de Jesús.

No voy a narrar las vicisitudes por las que pasó el cuerpo del Apóstol para llegar hasta la ciudad del Campo de la Estrella. Son sobradamente conocidas. Solo quiero reivindicar aquí que, esos caminos utilizados por los Peregrinos fueron trazados por los soldados de diferentes épocas, por buhoneros que comercializaban con distintos productos e intentaban negociar con ellos en diversos lugares o simplemente personas que por razones diferentes se mudaban de lugar. Lo cierto es que nunca nadie se pudo arrogar el derecho de propiedad de los mismos.

Lo que sí hicieron las gentes de los distintos lugares por los que transitaban todos ellos, fue cuidarlos por los bienes que su presencia reportaban. Tanto chamarileros, buhoneros o soldados caminaban normalmente en grupos.

También lo hacían con frecuencia los Peregrinos. Sin embargo a estos últimos, por considerárseles más indefensos que al resto de los usuarios, con frecuencia eran víctimas de los salteadores de caminos.

Eso dio motivo para que un grupo de frailes extremeños se organizaran para defenderlos. Ese grupo protector llegó a constituirse en LA ORDEN DE CABALLEROS DEL CAMINO DE SANTIAGO. En todos los lugares por donde discurren los caminos, desde los tiempos más remotos hay un cuido esmerado para que los caminantes los utilicen de la forma más favorable posible.

Para ello se habilitaban y se siguen habilitando albergues, establecimientos de los más variados, tanto para la compra de alimentos como la de medicinas etc., etc. De esa forma pueblos, cuya precariedad vivencial amenazaba su continuidad, gracias a los caminos se convirtieron en núcleos urbanos con una economía boyante que hoy en día siguen siendo ejemplos a imitar. Los Caminos solo pertenecen a los caminantes. Nadie se puede arrogar el derecho de su propiedad. Sí, por propio interés, el deber de cuidarlos.

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