Ya decía en algún escrito anterior, que el mes de Abril está cargado de mañas.En una hora, es capaz de brillar el sol a plenitud, llover, granizar y hasta nevar, para, en ela hora siguiente, hacer lo mismo a la inversa. Cuando ayer me fui a la cama, quedaba una noche gélida y ventosa. Esta mañana, amaneció un cielo limpio, el Sol luciendo su mejor sonrisa y la naturaleza entera agradecida a tanta bondad. Para no ser menos, cogí mi mochila y me lancé a mi cotidiana caminata.. Cuando subí la primera colina escuché el cántico de un ave o pájaro, ignoro en qué escala está catalogada, que no había oido desde finales de verano. El Cuco, aquí en nuestra tierra, solo está durante los meses de temperaturas muy suaves o cálidas. En Otoño emigra y no regresa hasta la primavera. Hoy, como digo, escuché su «cu cu», anunciando su regreso a los bosques gallegos. No oculto que me hizo mucha ilusión, como pregonero de la ansiada primavera..Inmediatamente, después de oir aque repetitivo cantar, asomó a mi cara una sonrisa de complicidad. El Cuco pertenece a esa especie de la soociedad a quien le va mucho vivir a costa de los demás, con lo que el trabajo lo deja para los demás. Hasta tal punto es mal trabajador que no construye casa para albergar a sus proles y aprovecha el nido de los demás para que le incuben los huevos de donde saldrá, sus hijos. Visita el nido que más le apetece. Echa los huevos del dueño al suelo y deposita allí el suyo. No se molesta ni siqiuiera en incubarlo ni después mantenerlo. Solo al final aprovecha para llevárselo. El nido que más suele utilizar, por ser los huevos muy parecidos, es el de El Pardillo.
El Pardillo, un pajarillo mucho más pequeño que el Cuco, tiene que trabajar a destajo para mantener el cuerpazo del hijo del usurpador, que le tripliica en tamaño. Encima, cuando ya está criado, viene la madre Cuco y se lo lleva, dejando al pobre Pardillo sin hijos y cacareando. Dejo al docto lector la libertad para que le ponga la moraleja de lo que sucedió en las sociedades de siempre y con más clarividencia, pienso, en la que nos tocó vivir, Ahí me quedo.