Asi es. No tienes más que juntar una pareja de distinto sexo y, normalmente, terminan siendo padres. Facilísimo. ¡Amigo, pero ahora empieza la tarea! Saber ejercer de padres, con lo que ello significa, es una tarea árdua, complicada y exigente. No existe una escuela donde se enseñe a los padres cómo educar a sus hijos. Si en algún momento, en algún lugar alguien se dedica a ejercer de profesor para, de una manera genérica, decir a los padres cómo canalizar el bien hacer y colocar en el camino acertado a sus hijos, está abocado al fracaso. Los padres deben tener la formación suficiente para saber que ellos son los auténticos responsables de la educación de sus hijos y no delegar esos deberes en manos de los formadores intelectuales en los colegios o universidades. En ningún caso la educación se puede llevar a cabo de forma comunitaria. Es cierto que hay normas genéricas aplicables a todos los seres humanos, pero después la educación ha de ser personalizada. Cada hijo es diferente y el trato de los padres con él ha de estar en consonancia con su propia identidad, la que deben conocer sus progenitores lo máximo posible.
(Seguiremos otro día)
i