Por fin los he visto. No, no los ví juntos, pero ya sé que Pico Amarillo ha vuelto. Fue un instante, pero vino a comer y se fue volamdo. Pocas veces he dicho nada que defina tan bien una situación. Pico Amarillo, vino comió y se fue tan rápido que no me dio tiempo a decirle nada. Pero mi trnaquilidad es total, sbiendo que sigue ahí, que no le pasó nada malo. Me llamó la atención el hecho de que vinira solo. Ni compañera, ni hijos. Solo él. Yo sé que los Pico Amarillo, no son monógamos, pero tenía la idea o, al menos, quería tenerla, de que alguno de su familia se hubiera animado a compartir algo de sus vidas con mi amigo Pico Amarillo. Pero no, al menos en esta esporádica visita, nadie le acompañaba. Veremos en los próximos días qué sucede. Papo Rubio, también viene solo. Es posible que cada uno de los miembros de ambas familias estén solucionando sus problemas de supervivencia y viendo la posibilidad de emparejarse como hace cada hijo o hija de vecino.
No cabe duda que de todo se aprende. No me molesta la actitud de mis amigos porque, si algo he aprendido en mi vida, es no esperar nada y si algo viene, bienvenido sea. A veces una sonrisa es un pago con valores infinitos. Lo que sucede con mis amigos voladores, no es nada diferente que lo que ocurre con los humanos. El Invierno pasado, viendo que había algunas familias que, por lo que se veía y adivinaba, no lo debían pasar demasiado bien, se me ocurrió darles algunos e mis cerditos. Cerditos de más de 200 Kilogramos. Se los dí, repito, sin esperar nada a acambio. Esa es mi filosofía. Pero no es menos cierto que aunque no esperes nada, en lo más profundo de tus sentimientos humanos, piensas que haces algo que te gusta. Esa misma sensación crees que la debe tener el que recibe alguna dádiba y lo manifestará en su comportamiento. Como siempre, de todo hay en la viña del Señor. Algunos lo hacen y otros, increible, lo hacen, pero al contrario de lo que, en buena lógica, piensas que podía ser. Conclusión. Hay muy poca diferencia entre el comportamientos de los pájaros y de las personas.
Lo bueno es que sigo contando con mis amigos que, en definitiva, es lo que cuenta. Hay que seguir teniendo fe en los demás. Si puierdes eso, en gran parte te pierdes a tí mismo.
Pepe, qué buena noticia que tus dos amigos sigan disfrutando de la comida que les tienes preparada, igual que hacemos los humanos como sucede cuando recibimos una invitación tuya y disfrutamos, de lo que, con tanto cariño nos preparas. Es una suerte tener amigos como tú. Esperamos seguir compartiendo buenos momentos y por supuesto, ser agradecidos como corresponde.
Me gustaMe gusta
Querida Ana Rodriguez Muradás, comentarios como el tuyo, son los que estimulan a las personas que luchan por ser normales, por tener razones pra seguir e intentar ser mejores cada día. Me halagan tus deseos de compartir mesa y mantel conmigo. El deseo y el honor, son míos, tenerte a tí y a personas como tú, en mi casa que es la tuya.
Me gustaMe gusta