No me sentí rejuvenecer, al pisar el aula universitaria. A mis setenta más once años, no me sentí, en absoluto, incómodo. Ni siquiera sentarme al lado de jóvenes que, por edad, todos ellos podrían ser mis nietos. Sentí una emoción especial, prestar atención a una profesora que, con una densa formación, impartía unas normas, para que mis conocimientos sobre la materia de que trata el curso, en el que estoy inscrito, sean un poco más amplios.
Posiblemente haya quien pueda pensar, y es muy libre de hacerlo, que esta intromisión mía, en el interés de ampliar mis conocimientos, pueda considerarse una pérdida de tiempo o lo que es peor, que pueda hacerle perder el tiempo a una profesional, que me dedica una pequeña parte, la que preciso, de su valiosísimo, tiempo en explicarme algunos de llos conceptos, por los que tengo interés. A quien así piense, le puedo asegurar,, que está en un craso error. Intento estar pendiente de todas las preguntas que se se le hacen a la profesora, por parte de cualquiera de mis compañeros. Y cuando yo realizo alguna aclaración sobre las dudas que pueda yo tener, siempre intento que su aclaración, sea útil a muchos de mis colegas.
No quiero cerrar este comentario, sin decir a todas las personas que tengan inquietudes de ampliar sus conocimientos, sobre cualquier materia que le interese, que no tengan el mínimo reparo de romper cualquier tabú que se le pueda pasar por su cabeza. Es maravilloso contrastar que lo de los años, para determinados conceptos, no es sino un razonamiento inventado por el hombre, en un momento de aburrimiento. Aburrimiento que sufría, en ese instante, quien lo inventó. La mente, siempre debe tener las puertas abiertas, para que todo lo que venga, pueda entrar y enriquecer es espíritu, en el conocimiento.
Lo felicito Sr José, siempre sorprendiéndome, me parece extraordinario su ida a la Universidad, como usted dice la edad
es algo inventado por las personas para encasillarnos y hacernos creer que ya no podemos realizar lo que queramos.
Por cierto lo veo rejuvenecido , ojalá y todos sigamos su ejemplo de vida.
Un fuerte y cariñoso abrazo!
Conchita
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Muchas gracias, entrañable Concita, por tus palabras. Aún sabiendo que son inmerecidas, te las agradezco sinceramente. Un respetuoso abrazo.
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Gracias Conchita. Te agradezco en el alma el bello comentario. que, aunque inmerecido, me stimula aser mejor persona. Gracias.
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Gracias por los ánimos. Siempe viene bien un estímulo para ayudar a subir la cuesta del día a día. Gracias Conchita.
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