EL CAMINANTE: LA ESCARCHA SE LLEVÓ MI CABELLERA.

Mi padre era un hombre muy serio y esa actitud la mantenía en todo su comportamiento. Sin embargo su seriedad no evitaba que tuviera un gran sentido del humor que expresaba en cualquier ámbito. Bueno, en cualquier ámbito, honestamente estoy por pensar que no. Un ejemplo de ello fue su manía de nunca tener perros machos. La razón, según él, era bien sencilla. Como se pasó la vida en las obras y casi siempre con cargos de responsabilidad, en ocasiones tenía que atender varios frentes de trabajo. Su labor profesional la realizó entre los años 1920 y 1960. Se entenderá fácilmente que las condiciones de desplazamiento eran diferentes a las actuales. Siempre fue muy amante de los animales y sobre todo de la raza canina, y el personal que veía llegar un perro, con mucha frecuencia escuchaba: «Ahí viene el perro de Balboa». Él dudaba si hablaban del perro o se referían a su persona. Esa duda le llevó a no tener nunca un can del género masculino y optó por el femenino. No encajaba decir:Ahí viene la perra de Balboa.» Otra de las actitudes que mantuvo muchos años fue la de tocar su cabeza con sombrero, normalmente de fieltro. En las temporadas que permanecía en Galicia, tenía la costumbre de bajar a lavarse la cara, nada más levantarse, a una fuente que hay en el Val do Candedo, uno de los prados que tenemos a la vera del río Avia. Un día que mi hermana Luzdivina le vió sin sombrero, luciendo una espléndida calva,le preguntó: «Papá, ¿y tu pelo?. La respuesta fue inmediata: «Miña moza, se lo llevó una escarcha en el Val do Candedo, una mañana muy fría»

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: