EL CAMINANTE: EMPEZANDO LA RECUPERACIÓN

Que dos más dos son cuatro, lo sabe y puede asegurar cualquier persona. Las matemáticas son una ciencia exacta. No sucede lo mismo con la medicina. Con la rotura de mi tendón de Aquiles derecho, tal reflexión se hizo patente. Me vieron cuatro galenos que entendían de la materia. Me hicieron una ecografía y una resonancia de la zona afectada. Hubo discrepancias en el pronóstico, no tanto sobre la propia rotura sino sobre el modo a seguir para su restablecimiento. El que mantuvo un criterio más en consonancia con lo que se debía realizar fue mi doctor de familia Don José Dobarro. Cuando llegó el momento de actuar directamente sobre la lesión me dirigí a la Clínica Casiano en Orense. Tengo una convicción plena, emanada de mi amplia experiencia viajera, que la calidad del hotel, se descubre en cuanto llegas a la recepción. El trato que recibes en el primer contacto refleja lo que después te vas a encontrar. Pues bien, el trato que recibí en mi primera entrada en la Clínica Casiano, me auguraba lo mejor. A fe que no soy inteligente, al menos tanto como yo quisiera, pero en esta premonición hice diana. Elena, la profesional que se encarga de mi recuperación, no es lo mejor que me pudo tocar, sino lo siguiente. Desde que me dedica sus atenciones profesionales mi mejoría ha experimentado un progreso admirable. Elena une a sus profundos conocimientos profesionales una dosis de humanidad tan admirable que consigue que los efectos médicos que me aplica, se traduzcan en resultados sorprendentes. No es solo personal la opinión de lo que digo, lo confirman los que de ello entienden. Por todo ello, muchísimas gracias Elena.

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